Excepcional jornada dominical en la que por un momento durante el primer turno no fue suficiente tener puesto el Red Zone en la pantalla principal. Durante el primer turno tuvimos tantas remontadas (o intentos de remontadas), finales apretados e incluso un tiempo extra que fue realmente complicado seguir todo a la vez. Como esto siga así vamos a necesitar llenar el salón de casa con pantallas como si se tratase de un sports bar de cualquier downtown de los Estados Unidos.

FITZMAGIC VS MINSHEWMANIA

El jueves por la noche había mucho más en juego que una simple victoria. Gardner Minshew y Ryan Fitzpatrick se disputaban el cetro de quarterback más molón de la actualidad y aunque si os soy sincero no entiendo porque sigue el barbón a lo mandos del ataque de Miami, a pesar de que no se le pueda poner un solo pero a su actuación. El veterano completó un partido casi perfecto en el que hizo lo que quiso con la defensa rival aunque lo mejor de todo fue las “pintas” con las que atendió a la prensa post-partido. Vaya crack!!! De momento tendremos que esperar para ver el debut de Tua ya que no parece que Brian Flores tenga ningún tipo de prisa.

Mientras tanto, después de ofrecer la mejor de sus versiones en los das dos primeras semanas del año, a Minshew le tocó enfilar la caída libre de su particular montaña rusa. Cuesta entender como un jugador puede ofrecer dos caras totalmente opuestas en apenas cuatro días. Comentaba durante las previas de la temporada que el verdadero reto para el mariscal de Jaguars es alcanzar la regularidad que hasta ahora no ha tenido. De nada vale que una semana nos deje con la boca abierta si a la siguiente nos dan ganas de enterrarle.

De todas formas, no quiero parecer injusto y es de recibo comentar que apenas contó con ayuda de sus compañeros. Ni en ataque ni en defensa. Jacksonville fue el típico equipo que directamente no se presenta a un partido jugado en jueves, algo muy habitual en ellos aunque en esta ocasión es totalmente comprensible si tenemos en cuenta que presentan el roster más joven de la liga. La experiencia es muy importante en semanas cortas y quedó demostrado que el envite les quedó grande a los numerosos novatos que conforman el grueso de la plantilla.

LA MANZANA PODRIDA

Hoy por hoy podemos decir sin miedo a equivocarnos que los dos equipos de New York son los peores de toda la competición. Y lo peor de todo es que no hay ningún atisbo de esperanza en ninguno de ellos. El marcador conjunto de los partidos disputados por ambos este domingo fue de 72-16 en contra, con 6 takeaways, 1 turnovers on downs y 1 safety encajado. Catástrofe total.

Los Giants se enfrentaron contra el practice squad de unos 49ers que se pasearon por el MetLife Stadium. Llegaban con un roster en cuadro y aún así apenas se despeinaron para pasar por encima de un equipo en el que tras la pérdida por lesión de Saquon Barkley se ha quedado completamente huérfano. Daniel Jones está abandonado a su suerte dentro de un ataque sin identidad y aunque de vez en cuando deja entrever algo de su potencial la mayor parte del tiempo lucha por salvar su vida.

AP Photo/AJ Mast

No es muy diferente la situación de un Sam Darnold cuyo futuro cada vez está más negro. Las posiciones de habilidad de la ofensiva de Jets son un solar y ya ha quedado claro que Adam Gase podrá ser cualquier cosa menos un gurú de quarterbacks. Lo mejor que le puede suceder al jugador de tercer año es que el HC sea despedido lo antes posible porque de lo contrario podemos estar presenciando el final de la carrera del bueno de Darnold. Al igual que Jones, el QB de Jets también nos regala de vez en cuando alguna jugada brillante, pero por cada una de esas no deja tres que son para tirarse de los pelos. Definitivamente la Gran Manzana está más podrida que nunca.

LOS FAILCONS Y LA BIENVENIDA A FOLES

Nos hemos quedado sin calificativos para describir el melodrama que vive Atlanta en los últimos cuartos. Tras regalarnos la semana pasada una de las jugadas que quedará entre los highlights de la temporada con ese onside kick que concedieron a los Cowboys, esta semana decidieron ponerle una alfombra roja sobre el emparrillado a un Nick Foles que hizo su debut como QB de los Chicago Bears a mitad de partido, sustituyendo a un Mitch Trubisky que definitivamente a perdido el puesto de titular, hecho que todos sabíamos que iba a llegar tarde o temprano.

En semanas consecutivas los Falcons han dejado escapar sendos partidos sobre los que en algún momento de los mismos presentaban una probabilidad de victoria por encima del 99%. Ver para creer. Desde el 2016 son cinco las derrotas que han llegado después de ir liderando el marcador por 16 puntos o más. Es imposible encontrar una explicación lógica a estos fríos datos. 

La única justificación que puede valer a estas alturas es que cuentan con un head coach al que le viene grande este tipo de situaciones, incapaz de dirigir un equipo que pueda cerrar los partidos. Arthur Blank y Thomas Dimitroff, propietario y general manager de la franquicia respectivamente, han tratado de ser pacientes buscando una estabilidad que pudiera ayudarles a establecerse dentro de los mejores equipos de la liga, pero desde mi humilde opinión lo visto las dos últimas semanas debería ser el último clavo en el ataúd de un Dan Quinn que lleva tiempo esperando a ser usado.

EL DESASTRE DE PHILLY

Tal y como se desarrolló el resto de la jornada el empate cosechado por Philadelphia podría tener sabor a victoria si no fuera por bochornosa imagen que ofreció el equipo por tercera semana consecutiva. Puedo ser algo más benevolente con una defensa que aguantó muy bien en los minutos finales tanto del tiempo regular como de la prórroga, pero es imposible decir algo bueno de sus compañeros de ataque.

La línea ofensiva volvió a mostrarse muy permeable, Ertz no pasa por su mejor momento, el cuerpo de receptores continúa siendo una calamidad y Carson Wentz está jugando al nivel más bajo de toda su carrera. El quarterback es una copia defectuosa del que fue en 2019 y por muy mal que esté el resto del equipo no es excusa suficiente para disculparle. Lo mínimo que esperamos de un jugador con su talento y calidad es que se eche al equipo a la espalda y que ofrezca lo mejor que tiene dentro, circunstancia que de momento no está sucedido. Está más errático que nunca y a cada partido que pasa parece contar con menos confianza. 

Algo parecido podríamos decir de Doug Pederson. El head coach ya no es que no dé con la formula sino que parece que ha perdido completamente el rumbo de su ofensiva. Cuesta entender porque apenas le da importancia a un juego de carrera que en algún momento fue el emblema de su equipo y porque ha desbalanceado tanto a su ofensiva hacia el pase. Mención aparte la decisión con la que cerró el enfrentamiento de este domingo, a través de la cual decidió despejar el ovoide en lugar de jugarse un field goal con uno de los kickers más fiables de la liga bajo presión, conformándose así con un empate frente a un rival sobre el papel muy inferior. La mejor noticia para Eagles es que la NFC Este sigue siendo, al igual que la temporada pasada, la división más débil de la liga y este empate les sirve para estar tan solo a medio partido de la cabeza.

JOSH ALLEN ES DE VERDAD

Basta ya de ningunear al quarterback de los Bills. Parece que mucha gente sigue empeñada en quedarse únicamente con los errores que tiene, los cuales por cierto cada vez aparecen menos, con tal de demostrar que tenían razón cuando decían fracasaría como profesional. Allen ha crecido una barbaridad desde que aterrizó en Buffalo y es un jugador muchísimo mejor de lo que era cuando llegó desde la NCAA. 

Se le exigía que este año tenía que dar un salto cualitativo si los Bills querían situarse definitivamente en la órbita de los mejores y hasta el momento lo ha conseguido con creces. No le podemos poner un solo pero a lo que está haciendo sobre el campo, en el que además de mostrarse como un auténtico líder vocal, ha conseguido transformar al ataque de Daboll. Cada semana es más preciso, su conexión con Diggs es una realidad y se está mostrando completamente imparable tras play action.

Su actuación de este domingo no solo fue brillante. Es verdad que se apagó (como el resto del equipo) tras una primera parte que dominaron de cabo a rabo a un rival tan difícil como Los Angeles Rams, pero subo reponerse en las postrimerías del encuentro comandando una última serie para enmarcar. A pesar de ser atropellado una y otra vez por un Aaron Donald que destrozaba en cada snap a la línea ofensiva, tiro de pundonor y de sangre fría no solo para completar un 3&22 que parecía imposible sino para encontrar la endzone en la última jugada del partido, alcanzando así su décimo drive ganador desde 2018 (máximo de la liga). No son únicamente sus números, los cuales le respaldan, esta semana un 24 de 33 para 311 yardas aéreas y 5 touchdowns totales, sino que es la sensación de estar ante un jugador capaz de a dar el máximo cuando más se le necesita. Allen es una realidad.

SEATTLE Y EL DRAMA

No hay partido de Seahawks en el que no terminemos dando saltos en el sofá, gritando por la ventana o corriendo sin sentido de un extremo a otro de la casa, todo lo que haga falta para liberar algo de la tensión que nos provocan los finales de infarto a los que estamos abonados con el equipo de la Ciudad Esmeralda. Qué bonito sería poder disfrutar de estos encuentros viendo desgañitarse desde la grada a la afición del equipo, la conocida como “jugador número 12”. 

Una semana más y una nueva actuación para enmarcar de Russel Wilson que está tocado por la varita de los dioses del football. Pocas veces antes había visto una versión tan perfecta de un quarterback y lo más asombroso es que no se trata de una circunstancia puntual sino algo que se repite cada jornada. Wilson nos está acostumbrando a la perfección en la posición más difícil que existe dentro de los deportes colectivos. Impresionante como sobrevivió este domingo cuando la línea ofensiva se caía a pedazos desde mediados del tercer cuarto. 

Por su parte, Dallas no pudo dar la estacada final y se ahogó en la orilla cuando parecía que podía dar vuelta por segunda semana consecutiva a un partido que se le había puesto muy complicado. Dak está jugando realmente bien a pesar de que el ataque es más previsible que de costumbre puesto que la carrera no termina de funcionar (ojo a la defensa terrestre de Seahawks). La amenaza aérea está siendo realmente difícil de detener pero no es sostenible, por muy bien que esté jugando el quarterback, que realice 57 lanzamientos, ya que tarde o temprano le acaban cogiendo la matrícula. McCarty y Moore tienen que ser capaces de involucrar a Zeke y de darle un papel más importante dentro de la ofensiva.

LA REVANCHA DE PATRICIA

No me podéis negar que hay cierto grado poético en el hecho de que los Lions y especialmente Matt Patricia hayan sumado la primera victoria del 2020 donde empezó a fraguarse la etiqueta de mal gestor de finales de partido. Para mi gusto el marcador no refleja la superioridad mostrada por Lions a lo largo de todo el encuentro. Al fin y al cabo es un equipo al que le encanta vivir en el alambre y no hay manera de que ganen un partido sin sufrir.

Rob Schumacher/The Arizona Republic via USA TODAY NETWORK Nfl Detroit Lions At Arizona Cardinals

En esta ocasión Stafford sí jugó como se le presupone y aunque sus números no son gran cosa fue muy efectivo, siendo capaz de encontrar y conectar con todos sus receptores en los momentos más importantes. Este triunfo no solo sirve para estrenar su casillero de victorias sino que supone un soplo de aire fresco y el punto de inflexión para afrontar con más tranquilidad las próximas semanas. 

Más allá de que Stafford y el ataque respondieran cuando se les necesitó, hay que hacer énfasis en el esfuerzo realizado por la defensa maniatando de inicio a fin a un Kyler Murray que vuelve a poner los pies en la tierra. Cierto que fracasaron en zonas próximas a la endzone pero lo más valioso fue el hecho de saber minimizar la amenaza que supone esta temporada el quarterback a la hora de correr, ya sea por diseño o en jugadas rotas. Buena imagen de una defensa que lo necesitaba y buena intercepción del novato Okudah, quien debe comenzar a sobresalir y a erigirse como el líder de este grupo

HAY QUE HABLAR DE LaFLEUR

La narrativa pre-inicio de temporada en torno a Green Bay era que por una simple cuestión de regresión a la media resultaría imposible que repitieran el éxito de la Regular Season de 2019, en la que el calendario fue asequible y donde se limitaron a ganar a los conjuntos a priori eran más débiles que ellos. Lo que no tenía en cuenta esta narrativa es que la pasada fue la primera campaña con Matt LaFleur como entrenador principal y con un staff prácticamente nuevo en el apartado ofensivo. Es evidente que el ataque no logró carburar al 100% en todo el año y aunque tuvo momentos de desconexión también tuvo otros en los que resultaba ser brillante. El propio Aaron Rodgers habló en más de una ocasión sobre la complejidad y lo amplio del playbook.

Pues bien, como no podía ser de otra manera, después de toda una temporada y de un segundo training camp trabajando juntos, el ataque de Packers es a día de hoy una máquina perfectamente engrasada. A Rodgers cada vez se le ve más cómodo, el backfield es una amenaza constante, la línea es realmente fiable, la implicación de los tight ends cada vez es mayor y hasta el cuerpo de receptores empieza a ofrecer ciertas garantías (Adams estuvo ausente esta semana y apenas se notó).

Casi 41 puntos por partido y 460 yardas totales de media en las tres primeras semanas de competición son de momento la carta de presentación en este inicio de temporada y el aviso de Matt LaFleur a todos los que desconfiaban de su valía. Queda mucho por recorrer y seguramente haya un pequeño bajón en algún momento durante los próximos meses pero de momento más que regresión a la medía el ataque de Packers está ofreciendo una progresión hacia la excelencia.

La semana que viene más y mejor.

Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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