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Packers-Lions, la batalla final de la NFC Norte

Vía CBS

Domingo 1 de enero, diez y media de la noche en Chile, en horario prime time para Estados Unidos y con Al Michael y Chris Collinsworth a los mandos de la retrasmisión. La liga movió para el último Sunday Night Football de la temporada regular el Green Bay Packers versus Detroit Lions que decidirá qué equipo será el campeón de la NFC Norte.

Ambos conjuntos se estarán jugando no solo la división, sino posiblemente la que a esa hora puede ser la última plaza de playoff por definir. Como ya hemos explicado en otra nota con los posibles escenarios que pueden darse este fin de semana, si Washington Redskins gana su partido que juega horas antes, todo el pescado estaría vendido a falta de dilucidar quién viajaría a postemporada en representación de la división norte de la Conferencia Nacional. De aquí la importancia de este encuentro, que será el más importante para ambas franquicias en lo que va de año. Es a vida o muerte, y como dice el famoso eslogan de la NBA, “win or go home”.

Los equipos llegan en momentos completamente opuestos. Los Lions han sido una grata sorpresa, y aunque el grueso de sus victorias ha llegado a través de remontadas en el último cuarto, lo cierto es que se han mantenido como un equipo serio. Muestra de ello su 9-5, récord que ni el fan más optimista podía predecir en offseason. El problema es que en sus tres últimos partidos han mostrado una imagen menos consistente. Ganaron en extremis a unos Bears deshauciados, y perdieron merecidamente contra Giants y Cowboys. Es verdad que el calendario con el que han cerrado la campaña ha sido muy complicado, pero se les puede achacar que a la hora de la verdad no han sabido dar el golpe definitivo que necesitaban.

Por su parte, los Packers llegan en alza. Hace poco más de un mes eran muy pocos los que les daban con opciones. Yo fui el primero que les puse a caer de un burro de todas las formas y maneras posibles. Una derrota más hubiera supuesto su eliminación definitiva, y desde que perdieran el 20 de noviembre contra Redskins, han llegado cinco triunfos consecutivos que de manera increíble les han puesto a día de hoy en la cima de la división. Se han levantado como equipo grande cuando más contra las cuerdas estaban, y han sabido superar la gran mayoría de problemas que venían arrastrando.

La recepción del hail mary el año pasado, vía Sports on Earth

La rivalidad de estos dos equipos no es tan fuerte como pudiera ser la de los mismos Packers y Bears, pero tampoco es que se gusten mucho. Además, en la retina de todos está el hail mary con el que los de Wisconsin ganaron el año pasado en el Ford Field, por lo que en Detroit tienen hambre de revancha. La NFC Norte no se caracteriza en la actualidad por emplear un juego muy físico, pero a buen seguro este domingo, y dada la relevancia del enfrentamiento, los golpes y las tacleadas serán más fuertes que nunca.

Los dos conjuntos están cortados por el mismo patrón en cuanto a fortalezas y debilidades. En ambos casos el ataque será el que deba ganar el partido y la defensa la que no lo pierda. Me explico. Sus ofensivas, cada una a su manera, son tremendamente dominantes, mientras que las defensivas son simplemente decentes. Lo normal sería que el partido tuviera un tanteo muy alto, en el que tanto Matthew Stafford como Aaron Rodgers sean los protagonistas.

Va a ser prácticamente imposible que ninguna defensa se imponga al ataque contrario, pero sí pueden contribuir de una forma, la cual puede ser determinante en el devenir del encuentro: provocando turnovers. En este aspecto destaca mucho más Green Bay, cuya defensiva se ha ido convirtiendo en más oportunista con el paso de las jornadas, y a día de hoy cuenta con 24 balones recuperados frente a los 14 que ha conseguido Detroit.

Vayamos al ataque de los locales. La llegada de Jim Bob Cooter a mitad de la temporada pasada como coordinador ofensivo supuso un soplo de aire fresco para la franquicia. El más beneficiado de ello ha sido Stafford, quien ha visto como ya no estaba obligado a buscar únicamente el big play una jugada tras otra. Es verdad que la retirada de Megatron ha ayudado a la causa, pero la West Coast Offense que practican ha ayudado para revitalizar la carrera del quarterback.

Es sabido por todo el mundo que tanto la secundaria como los linebackers de los Packers dejan mucho que desear, siendo generosos. Esto es algo que puede explotar una vez tras otra Stafford, y para ello tiene armas de sobra. Por un lado están los receptores abiertos Marvin Jones y Golden Tate. El primero de ellos ya quemó hasta la saciedad a los cornerbacks de Green Bay en la semana 3, destapándose con 205 yardas y 2 touchdown de recepción. Detroit usa con ambos jugadores muchos jugadas de pase corto y screens, aprovechándose de la capacidad de los dos playmakers para generar yardas después de la recepción.

Pero el punto más fuerte de este ataque es el juego aéreo que Stafford desarrolla con los receptores que se sitúan en el slot. El ala cerrada Eric Ebron y el wide receiver Anquan Boldin son los más usados en estas posiciones. Ebron es muy peligroso en rutas seam (rutas verticales por el centro), aprovechándose de los espacios que dejan los safeties que tienen que llegar hasta las sidelines a cerrar las rutas de los receptores abiertos. Por su parte Boldin, quien ya se encuentra en el noveno puesto histórico entre los jugadores con mayor número de recepciones, es la válvula de escape del mariscal. En jugadas comprometidas y sobretodo en terceros downs, Stafford fija su mirada en este veterano.

Vayamos a la otra confrontación que veremos este domingo sobre el emparrillado del Ford Field. Los Lions también tienen serios problemas en defensa empezando desde la misma línea. Su inoperancia presionando al quarterback rival ha sido santo y seña durante todo el año, de hecho, son el tercer conjunto de la competición con menos sacks conseguidos. Por si esto fuera poco, tendrán enfrente una línea ofensiva que es top en la protección de su quarterback. Dejando a la de Cowboys a un lado, la OL de Packers se sitúa en el siguiente escalón. Ha sido una constante ver a Rodgers teniendo un tiempo abusivo para escanear el campo y poder elegir la mejor opción donde lanzar.

El front seven también tiene problemas a la hora de parar la carrera. Por suerte, Green Bay dejó de correr el día que se lesionó Eddie Lacy, y aunque Ty Montogery ha emergido como un buen corredor, la ofensiva está totalmente volcada hacia el juego aéreo. Para detener esta faceta los Lions necesitarán al 100% a su mejor cornerback, Darius Slay. Este miércoles ya entrenó y todo hace indicar que sí será de la partida el domingo. Con o sin él, los Lions van a tener realmente complicado conenter a un Aaron Rodgers que está de dulce y que a pesar de las molestias que arrastra ha recuperado el nivel que le convierte en el mejor jugador de la liga.

La estrella de los Packers se ha echado el equipo a la espalda y ha sido gracias a su segunda mitad de temporada lo que ha permitido a su equipo soñar con la postemporada. Además, ha recuperado a su mejor amigo dentro del campo, Jordy Nelson. El receptor por fin ha alcanzado el nivel que tenía antes de la grave lesión que le impidió jugar el año pasado. Ha vuelto a ser el jugador determinante capaz de quemar al cornerback que se le ponga por delante. Esto ha provocado que el resto de armas ofensivas con las que cuenta el quarterback se beneficien. Las defensas rivales tienen que estar más pendiente de Nelson, y por lo tanto se crean espacios para otros jugadores como Adams, Cobb, Cook e incluso Montgomery.

Sin embargo, el que más se feliz está de la vuelta del receptor es el mismo Rodgers. Su química sobre el campo es impresionante. Se entienden casi por inercia y en jugadas rotas, en las que cunde el caos y todas las rutas han sido defendidas con éxito, Aaron Rodgers no tiene nada más que posar su mirada en Nelson y esperar a que este le indique (sin mirarle) hacia dónde va a cortar. Cuando ambos están a este nivel, forman sin duda la mejor dupla quarterback-receptor.

Será el último partido de la temporada regular y posiblemente definitivo para uno de los dos equipos. Tiene todos los alicientes para ser un duelo apasionante y es el mejor preámbulo de unos playoff que ya están a la vuelta de la esquina. Packers y Lions disputarán el que sin lugar a dudas será uno de los partidos de la temporada y para mí, como seguidor quesero, uno de los más difíciles de ver. La NFC Norte busca un nuevo dueño.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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