Han sido unas buenas semanas si tu nombre es Mike Brown. El año pasado, ante toda la corriente dominante, decidió mantener a Marvin Lewis un año más. Nadie lo habría culpado de haberlo despedido. De hecho, después de 15 años al frente del equipo y sin ningún triunfo en playoffs parecía una movida inevitable, hasta tardía para algunos. Llegaban a la semana 16 con un récord de 5-9, ya eliminados y sin nada por jugar. Solo les quedaba enfrentar a dos equipos que estaban compitiendo directamente por playoffs. Les ganaron a ambos y Brown se vio convencido de cómo peleó el equipo hasta el final por su entrenador, aun cuando ya no había nada en juego. La diferencia entre un equipo de 6-10 y uno de 10-6, a veces, es bastante estrecha. 4-5 jugadas pueden definir una temporada. Un par de patadas erradas, una intercepción evitable, un pase soltado clave, entre otros pueden diferenciar a un equipo que sigue en pelea a otro que empieza ya a pensar en el draft.

Las cosas pueden cambiar mucho en un año. El 2017, a esta altura, los Bengals iban 0-2, no habían anotado un TD ofensivo y promediando 3 puntos por partido. Hasta cambiaron al coordinador ofensivo. Estos Bengals se parecen a los que llegaron 5 años seguidos a playoffs y no al mal imitador que vimos los dos últimos años. Aparte de partir 2-0, han anotado 34 puntos en sus dos partidos, la línea ofensiva se ha afirmado con la agencia el libre y el draft. A la defensiva, un recambio de jugadores jóvenes en la secundaria combinados con una línea defensiva brutal tiene a los Bengals confiados y armando un plantel bastante completo.

No partió todo tan bonito eso si. Entrando al 4 cuarto y abajo por 13, los Bengals parecían que replicarían lo visto en los dos años anteriores. La ofensiva, particularmente Mixon y Green, despertaron y encabezaron una remontada brutal. La defensiva no se quedó atrás y tuvo un fumble para TD que básicamente cerró el partido.

Ayer fueron visitados por un viejo conocido divisional. Además, Baltimore venía de darle una verdadera paliza a los Bills y ya se hablaba mucho de la vuelta de Flacco al nivel del 2012 con su renovado grupo de receptores. Como si fuera poco, sigue en la cabeza de todos el final de la semana 17 del año pasado. Los Bengals dejaron eliminados a los Ravens en su propio estadio, marcado su 3 año consecutivo que quedan fuera.

Cincinnati no se dio por enterado del ruido y partieron como avión, poniéndose arriba 21-0 en poco más de un cuarto con la siempre confiable conexión Dalton – Green. Sé que hay receptores mejores, pero A.J. Green es mi receptor favorito. Juega extremadamente fácil la posición, un talento puro. La verdad es que hay pocos esquineros capaces de cubrirlo y ninguno estaba en la plantilla de los Ravens. Jimmy Smith, fuera por suspensión, podría haber dado una mejor pelea, pero no por esta vez. Entre Young y Humphrey, vieron como el talentoso receptor sumaba puntos como si nada. Flacco no encontraba soluciones y ya había sido interceptado una vez, terminando pocas jugadas después en el primer TD de Green.

En el momento más competitivo de Cincinati hace años, Green tenía un muy buen grupo de complemento con Sanu, Jones y Eifert. Este año está siendo ayudado por Tyler Boyd. El jugador de segundo año tenía grandes expectativas como novato, pero no salieron muchas cosas bien ese año. Aun así, cerró de la mejor forma el 2017 con un TD que eliminaba a los Ravens. Ahora, otro TD suyo ponía arriba a los Bengals 28-7.

Quedando poco más de un minuto, los Bengals cometieron un gran error que quizás les podría haber terminado costando el partido. Tomaron una posesión avanzada y tiraron 3 pases seguidos, ninguno fácil de completar o de alto porcentaje. Entiendo que querían aumentar el marcador, pero no consumieron nada de tiempo de su posesión, iban ganando por 21 en su estadio y dominando. Los Ravens efectivamente tenían 3 TO, pero al menos podrías haber hecho que quemaran uno. Devolvieron la pelota y esa posesión termino con TD de los Ravens.

La segunda mitad se convirtió en un duelo defensivo, con la defensiva de Baltimore apretando y cerrando los espacios a la encendida defensiva de los Bengals. El problema es que el daño estaba hecho y tenían que pelear mucho para volver. Flacco empezó a entrar en ritmo y a atacar el centro de la cancha, donde hay profundos con poca experiencia y se nota la ausencia del suspendido Burfict. Alex Collins rompía una y otra tackleada para inflar los números de Flacco y extender las series. La defensiva de los Bengals tampoco se daba por vencido y se anotaron con otra intercepción, tras una presión justa de Carlos Dunlap. El problema es que los Bengals no estaban aprovechando y volvían los fantasmas del año pasado, donde dejaron escapar partidos contra Green Bay y los Steelers.

Los Bengals necesitaban un empuje y lo recibieron de parte de Joe Mixon. El corredor de segundo año tenía talento para ser uno de los mejores reclutados, pero problemas extra deportivos llevaron a que muchos jugadores ni consideraran en reclutarlo. Cincinnati es distinto, para bien y para mal. Algunas veces les ha funcionado traer a jugadores con problemas y otras veces ha sido un desastre. Hasta ahora, Mixon ha tenido un comportamiento ejemplar. El primer año no rindió detrás de una línea ofensiva horrorosa. Ahora, quiere estar a la par de los corredores del tipo de Gurley, Bell y David Johnson. Estos dos partidos han sido prometedores. Más allá de los números, lo que quieres siempre de tus jugadores es que den un paso al frente cuando la pista se pone difícil. Mixon hiló una corrida tras otra, algunas rompiendo tobillos, que ayudaron a alargar posesiones y otras muy difíciles, para ponerse en rango de gol de campo y estirar el marcador cuando Baltimore acechaba. Fue el jugador que necesitaban en el momento más complicado del partido.

Aun así, Flacco tomó la pelota con menos de 3 minutos y abajo por 8. Inexplicablemente, en una jugada rota, se le olvidó soltar la pelota y con un tremendo golpe pierden la posesión. Los Bengals estiraron el partido a 11 puntos y con nada de tiempo por jugar. El resto fue un trámite y los Ravens trataron de acercarse, pero el tiempo les ganó. Sigo sin entender por qué, cuando les quedaba poco tiempo, no intentaron un gol de campo y después una patada corta. No fue y perdieron su primer partido de la temporada.

Para los Bengals, todo pinta bien por ahora. Crédito para Brown, Lewis y la plantilla por seguir creyendo cuando varios los daban por muertos y nadie les tenía confianza este año. Lo bueno de la NFL es que varios equipos cambian de un año para otro en playoffs y es normal que sean por lo menos 4 equipos nuevos en esas instancias. Si siguen así, da para pensar en más. Ahora, se vienen dos visitas muy duras a Carolina y Atlanta. Aún si terminan 2-2, considerando que fueron 3 de 4 visitas, no es una mala manera de partir. Creo que se llevarán uno de esos dos y estarán en la pelea por ganar la AFC Norte al final del año. Si los Steelers pierden el domingo, se verán en una situación bastante favorable por el momento.

Para Baltimore, parece disco rayado. El año pasado nunca creí en los Ravens porque se caían en los partidos importantes. Tuvieron un record bastante negativo contra equipos ganadores y peor aún con los que fueron a playoffs (0-5). Eso es un problema considerando que jugarán contra la NFC Sur y la AFC Oeste, ambas divisiones con varios equipos de muy buen nivel. Este era un partido ganable y se quedaron dormidos al principio. Es muy difícil remontar un partido 21-0 y más todavía si eres visitante. Sigo pensando que quedar eliminados significará el fin de Flacco y Harbaugh en Baltimore. Ahora reciben a Denver, que viene bien, y de ahí les toca irse de gira por 3 semanas a Pittsburgh, Cleveland y Tennessee. Si la lesión de C.J. Mosley se alarga, los perjudicará mucho.

 

 

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