Que levante la mano quien no pensó allá por el mes de agosto que los Buffalo Bills iban a tener una temporada de transición basada en el tan famoso tanking. No me engañéis, seguro que sois muy pocos loS que de verdad creías que este nuevo proyecto iba a empezar a dar sus frutos a las primeras de cambio. Y si bien hay que decir todas las veces que nos confundimos a la hora de tratar de descifrar y analizar un equipo de NFL también podremos hacerlo las pocas veces que acertamos, no? Pues sí, yo sí creía es este equipo y aunque en mis predicciones se quedaban a las puertas de jugar postemporada confiaba en que consiguieran alrededor de ocho victorias, una menos de las que terminaron sumando.

Los que me leen con algo de regularidad ya sabréis lo que opino del tanking en la NFL. Jugadores y entrenadores se juegan mucho en cada encuentro por lo que creo que no existe tal tendencia más allá de que sea la propia gerencia de una franquicia la que quiera perder y que de forma indirecta le ponga trabas a su propio equipo para crecer. No ha sido el caso de los Bills ni ahora ni varios meses atrás. Lo que Brandon Beane ha hecho desde que fue nombrado gerente general del equipo no ha sido más que romper con todo lo que se arrastraba del pasado régimen y fijar el rumbo de lo que quería conseguir en el futuro junto al entrenador principal, Sean McDermott.

Taylor capturado el pasado domingo, vía Boston Herald

Por supuesto que los Bills han entrado en playoffs de aquella manera, en el último minuto y de penalti, además un penalti que tan siquiera fue a su favor. Para el recuerdo quedará ese touchdown en extremis de los Bengals sobre los Ravens, la celebración en el vestuario de Buffalo mientras veían la jugada por televisión y la posterior movilización de la Bills Mafia en las donaciones a la fundación para ayudar a niños con problemas que tiene Dalton junto a su mujer. Sin duda varios de los momentos más bonitos y emotivos del 2017.

El caso es que la franquicia de Orchard Park jugó en enero después de dieciocho temporadas. Ya sea porque la ayuda de un tercero, por la debilidad de la Conferencia Americana o por lo que querías, pero los Bills han estado presente en los playoffs después de muchísimos años y nadie puede decir que su pase fuera inmerecido. Al final lo que aquí cuenta es el número que aparece en la casilla de las victorias de tu récord.

Al fin han conseguido lo que se les resistía desde tiempos inmemoriales a pesar de jugar con un quarterback que por mucho era el peor de los ocho titulares que pudimos presenciar durante el fin de semana de Wild Cards. Llevo diciendo todo el año que Tyrod Taylor es un QB de highlights y de estadísticas que no llevan a ningún lado. Por fin y después de que todo el mundo tuviera que “tragarse” un partido completo del equipo parece que la masa general se ha dado cuenta de qué clase de jugador estamos hablando.

El ataque ha sido demasiado inconsistente desde que Taylor está a los mandos del mismo y nunca ha encontrado la forma de darle la vuelta a esta situación a pesar de los cambios que ha habido en el staff ofensivo durante todo este tiempo. La ofensiva funciona a trompicones y solo la presencia de LeSean McCoy les salva de ser mediocres. Además, todas las carencias de TT se acentúan en la redzone, cuando el campo se estrecha es incapaz de encontrar la zona de anotación y como vimos en el encuentro ante Jaguars son numerosos los pases que se deja en cada partido.

Por supuesto que hay varias posiciones más que mejorar de la plantilla pero la primera decisión y la más importante es la de qué hacer con la de quarterback, ya no solo para el próximo año sino de cara a un futuro a medio plazo. Buffalo tiene una cantidad indecente de picks en las tres rondas del próximo draft y además de poder sumar talento en esas posiciones que hay que mejorar van a tener margen de maniobra para buscar a su mariscal. Pueden subir hasta los primeros picks de primera ronda si es que están enamorados de alguno de los jóvenes que vienen del college football (Rosen, Darnold, Allen…), pueden esperar a cazar alguno de esos nombres es segunda o tercera ronda si es que caen e incluso pueden usar estos picks para buscar algún trade por un quarterback veterano y probado en la liga. Las opciones son varias pero si quieren dar un paso hacia adelante o más bien varios, todas ellas deben pasar por deshacerse de Tyrod Taylor.

A partir de aquí que venga todo lo demás. Hay que empezar a buscar en un reemplazo para McCoy. Un vez más el corredor ha vuelto a demostrar que es uno de los mejores en su posición a pesar de volar bajo el radar de los grandes nombres. Sin embargo, Shady cada vez es más mayor y no hay año que este exento de problemas con lesiones. El cuerpo de receptores también podría reforzarse ya que el novato Zay Jones ha sido una decepción y personalmente no tengo muchas esperanzas de que su imagen vaya a cambia. Tampoco le tengo gran fe al llegado a mitad de temporada Kelvin Benjamin y lo que es evidente es que para nada puede ser el “go to guy” para el QB que se haga con las riendas del ataque.

Poyer y Hyde celebrando una intercepción, vía Buffalo Rumblings

Respecto a la defensa me muestro muy optimista. No era nada fácil salir de la mediocridad en la que había quedado este grupo tras el paso del circo de los hermanos Ryan por el estado de Nueva York y el lavado de cara en apenas un año ha sido muy interesante. La secundaria, unidad importantísima en los esquemas de McDermott, ha sido la nota positiva de la temporada a pesar de estar totalmente renovada. El rookie Tre White puede luchar por el premio a mejor novato defensivo de la temporada, Gaines, el otro cornerback, se ha adaptado perfectamente a las defensas zonales del entrenador y la pareja de safeties Poyer-Hyde ha sido un escándalo. De esta forma el equipo solo necesita renovar el front seven. Es urgente la necesidad de un pass rusher exterior y a ser posible un par de jugadores que afiancen el juego contra la carrera. No obstante, hay mimbres para que McDermott pueda construir una defensa ganadora.

En definitiva, muy buen inicio del proyecto Beane-McDermott. Podemos decir tranquilamente que los Bills han hecho el peor tanking de la historia. Nunca antes un equipo que buscaba perder tan descaradamente (¿?) había llegado tan lejos. Queda mucho trabajo por hacer en Orchard Park pero los primeros cimientos ya están construidos y parece que han quedado bien firmes. Ahora “solo” les queda encontrar su QB franquicia y empezar a mirar hacia cotas mayores. Todos debemos estar felices por el año de la #BillsMafia, todos debemos estar felices por LA CHOSÍA.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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