1999 fue el año donde se produjo el peor trade de la historia del draft, una locura que destrozó el futuro de los Saints.

Siempre se dice que el draft es el momento para construir y es una afirmación adecuada. Como demostraron grandes equipos como los Dallas Cowboys, con muchas selecciones del draft es posible generar una dinastía que domine la liga durante toda una década. Pero en otros casos, el draft también puede ser la forma de equivocarse y tirar una temporada a la basura. Pero nadie como los New Orleans Saints estuvieron cerca de perder todo su futuro por un trade absurdo. Por ello, hay que explicar quién fue el autor de semejante masacre y que eran aquellos New Orleans Saints.

Mike Ditka antes de Nueva Orleans.

Mike Ditka, el héroe de Chicago.

Mike Ditka es uno de los mayores héroes que existe en Chicago. Un gran jugador para los Bears, ganando el Rookie del año, el jugador acabaría su carrera en Dallas. En el equipo de la estrella dejó de jugar al fútbol y se transformó en uno de los asistentes del legendario Tom Landry, llegando incluso a ganar una SuperBowl. Muy querido por los Cowboys, Ditka escribió una carta a Halas, su antiguo Head Coach y en ese momento propietario de los Bears. En la misma, le decía que estaba deseando volver a la que consideraba su casa y que estaba preparado para volver cuando estuviese preparado.

Aunque Halas no lo hizo nada más recibir la carta, Ditka volvió en 1982 como entrenador a la franquicia que le drafteo. Su carácter chulesco y duro le permitieron conquistar a un vestuario que hasta ese momento no había tenido prácticamente éxito. Unido al trabajo del coordinador defensivo, Buddy Ryan, el equipo alcanzó un íncreible récord de 15-1 en 1985 y finalmente una victoria en la SuperBowl. Pero precisamente el carácter de Ditka (y el de Ryan, todo sea dicho) provocó una pelea en la única derrota de la temporada y que Ryan se marchase nada más terminar la temporada. Aún así, ese equipo nos dejó la imagen de ambos entrenadores siendo levantados mientras celebran la SB.

Tras la marcha de Ryan, Ditka tuvo relativo éxito en Chicago pero no volvería a llegar a la SuperBowl. Su salud también se resintió, sufriendo un infarto que le dejó fuera por exactamente dos semanas, en una demostración de su carácter y su dureza. Ryan y Ditka se volverían a encontrar en los Playoffs, en un partido conocido por la niebla, la conocida Fog Bowl. Los Bears ganaron pero fueron incapaces de competir contra los 49ers de Montana y finalmente en 1992 tras una mala temporada, Mike dejó los Bears. No sería hasta 1997 cuando volvería a tener una oportunidad, ahora como HC de los New Orleans Saints.

Los Saints pre Ditka.

Sam Mills durante su etapa como Saint

Los New Orleans Saints por otro lado han sido siempre un equipo triste y no lo digo de forma ofensiva. A pesar de que ahora les conocemos como un verdadero equipazo, su historia en la NFL ha sido realmente mediocre hasta la llegada de Sean Payton y Drew Brees. En la liga desde 1967, el equipo se tiró 20 años sin entrar en Playoff y lo que es más grave, sin acabar una temporada en positiva. En esos años, Archie Manning estuvo durante 9 años como QB titular y lo que más se repite en las crónicas es que era muy bueno… Pero estaba corriendo por su vida. Y eso es literal, nadie bloqueaba y el QB tenía que escapar de una cantidad inmensa de golpes. Igualmente, la defensa era mediocre.

La llegada de Jim Mora en 1986 cambió un poco la cara del equipo, logrando su primera temporada en positivo y la primera aparición en Playoff en 1987. Para ello, el juego se centró en una defensa muy agresiva, que tenía a Sam Mills y su Dome Patrol (la línea de LB) como principal referencia. Una vez se marchó Mills en el 94, el equipo volvió a las andadas. Mora aguantó en el equipo hasta 1996 y salvo su desastrosa última temporada, consiguió convertir a los Saints en un equipo relativamente competitivo. Durante su reinado el equipo alcanzó cinco temporadas en positivo, dos que acabaron con 8-8 y llegó a Playoff en cuatro ocasiones pero sin conseguir una sola victoria en los mismos. Para entender la magnitud del desaguisado, el equipo solo tiene 10 temporadas más en positivo (incluyendo la de este año), y 7 son bajo el mandato actual de Sean Payton.

Debido a ello, la llegada de Ditka en 1997 era la esperanza por traer a alguien ganador a un equipo perdedor. Si Ditka funcionaba, los Saints esperaban poder asegurar además el futuro de la franquicia en la ciudad. Y es que la marcha de los Oilers de Houston y los Browns de Cleveland en las dos últimas temporadas habían creado un caldo de cultivo peligroso para esa clase de franquicia sin una historia positiva. Si Ditka salía bien, los Saints podrían convertirse en una nueva historia de dominación como hicieron los Bears en los 80, pero si por algún casual Ditka fallaba, el problema iba a aumentar.

Dos malas temporadas desembocan en el draft de 1999

Mike Ditka durante su época como entrenador de los Saints

Pero Ditka no consiguió transformar al equipo como esperaban los propietarios y sus dos primeras temporadas acabaron 6-10. 1997 fue un año complicado ya que el equipo estaba muy lejos de ser competitivo, con un top 10 donde se eligió a un Guard en el draft. A pesar de que el ataque fue mediocre, con seis partidos anotando menos de 7 puntos, los Saints lograron derrotar al antiguo equipo de Ditka. Pero esto no era suficiente, con el equipo siendo totalmente dominado por los 49ers, los dominadores de su división en plena era de Steve Young. Aún así, el récord permitió al equipo volver a elegir dentro del top 10 del draft, y en este caso la selección fue Kyle Turley, otro línea ofensiva, el cual llegó a ser All Pro en el año 2000.

En 1998 el equipo empezó realmente bien, ganando los tres primeros partidos y dando la sensación de que los Saints podían competir. Aún así, un marcador a cero frente a los 49ers mostraría lo que iba a ocurrir en los siguientes partidos, con un ataque al cual le costó arrancar más de lo esperado teniendo a Ditka como entrenador. Aún así, el equipo llegó a mitad de noviembre con un 5-5 que daba esperanzas de una posible remontada. San Francisco y Miami romperían por dos veces al equipo, el cual sorprendería a los Dallas Cowboys pero sería incapaz de derrotar a Falcons, Cardinals y Bills, todos ellos equipos de Playoff. Aún así, Nueva Orleans tendría una buena selección en el draft, con el número 12 en la mano y la opción de seguir firmando a jugadores que mejorasen el equipo.

Pero en ese misterioso proceso que son los días previos al draft, Mike Ditka se enamoró de un RB extraordinario de la universidad de Texas, Ricky Williams. Williams, estaba previsto para salir dentro del top 10, lo cual descartaba practicamente a Nueva Orleans de poder draftearle. Como es lógico, había opciones de subir por el jugador pero no iba a ser barato. Normalmente estos trades se suelen hacer en silencio y con varios GM implicados, sin comentarios que te pongan en una situación de desventaja. Pero el siempre demasiado hablador Ditka salió a rueda de prensa afirmando que quería a Ricky y estaba dispuesto a pagar lo que sea por él. Y literalmente el traspaso fue…. Lo que sea.

Todo el futuro por un jugador

Mike Ditka con rastas, una definición de esta era

Los New Orleans Saints se presentaron a la noche del draft con 6 picks, un número relativamente bajo pero adecuado. En un draft plagado de QBs (y encima en su mayoría mediocres), los Saints ofrecieron sus 6 picks de ese año y la primera y tercera ronda del draft de 2000 a dos equipos, los Cincinnati Bengals y los Washington Redskins. Los Bengals no aceptaron la oferta al creer que Akili Smith debía ser su futuro. La decisión demostró ser un absoluto desastre, con Akili sufriendo constantes lesiones y siendo incapaz de ser regular en los pocos partidos que jugó. Pero los Redskins vieron evidente la oportunidad y aceptaron el trade, dandoles el número 5 a Nueva Orleans por esas ocho rondas.

Antes de centrarnos en lo que pasó con Ricky Williams, hay que entender que con esos 8 picks los Redskins también hicieron algunos trades con esas rondas del draft. Pero, en definitiva, el equipo de Washington logró los servicios de un HOF como Champ Bailey, el número dos del draft del año siguiente (el cual usaron en el LB LaVar Arrington) y una gran cantidad de jugadores que si bien no fueron élite, funcionaron para rellenar el roster. Precisamente esto es lo que se suele hacer con esas rondas del draft, pero Mike Ditka creía que con Ricky Williams podría cambiar las tornas al equipoo y en una decisión sin precedentes, fue la única elección que tuvieron los Saints en todo el draft. Nunca había pasado, nunca ha vuelto a ocurrir.

Evidentemente, la prensa y la gente se echaron encima de lo que era la mayor historia de todo el día (y de todo el año). Ditka llegó a ponerse unas rastas (como las tradicionales que llevaba Williams) y una de las portadas de las revistas deportivas fue una foto de él y Williams como marido y mujer. Si Williams hubiese salido bien, los Saints habrían seguido cometiendo el trade más arriesgado de la historia pero si salía mal, lo que estaba en juego era el futuro de la franquicia. Y el resultado fue bastante más negativo que positivo, con Ricky jugando únicamente tres temporadas pero logrando en un trade dos primeras rondas, pero eso sería adelantarnos en el tiempo, ya que 1999 sería la explosión definitiva del proyecto de Mike en Nueva Orleans.

1999, el hundimiento final de Mike Ditka

La portada sobre si era For the best or the worst…. Fue The Worst

1999 es sin lugar a dudas el peor año de la carrera de Mike Ditka. Con una sola victoria en los primeros ocho partidos, Mike empezó a atacar a la prensa, viendose agotado y falto de fuerzas. Posteriormente el entrenador afirmó que debería ser despedido, que no había talento en el ataque y que la culpa era suya y no de los jugadores. Finalmente y nada más terminar la temporada, Ditka fue despedido tras acabar con un 3-13, el mismo resultado que en la temporada final de Jim Mora. Su paso por Nueva Orleans fue la incapacidad de la franquicia para poder remontar el vuelo y la decisión final de que Ditka debía retirarse. Todo había sido en vano y el futuro de Nueva Orleans empeoraba aún más.

Por parte de Ricky Williams, el jugador mostró talento pero de una forma tan intermitente que no consiguió responder al hype que tenía cuando salió de la universidad. En Nueva Orleans solo aguantó tres años, yendo en dos de ellos por encima de las 1000 yardas a pesar de perderse seis partidos debido a una lesión. No obstante, Ricky no fue el desastre que acabó con el futuro de Saints gracias a que otro equipo se interesó por él. En el verano de 2002 el jugador fue enviado a Miami a cambio de cuatro picks, incluyendo dos primeras rondas, lo cual era exactamente la mitad del valor de lo que se recibió por Ricky en ese infausto traspaso de 1999. Tras una temporada extraordinaria, el jugador sufrió problemas por consumo de marihuana pero aprovechó el tiempo para acabar su licenciatura.

Tras un breve paso por la liga canadiense, varios positivos y una sanción anual, Ricky acabaría retirandose en 2011 tras haber hecho una primera retirada anteriormente. El jugador consiguió alcanzar las 10.000 yardas de carrera y demostró que era un buen jugador y un gran RB. El problema es que nadie había pagado tanto por alguien y nadie volvería a hacerlo debido a este caso. Ni aunque Williams hubiese tenido la carrera de Adrian Peterson el traspaso hubiese salido rentable y es que nadie vale tanto como acabar con dos drafts y lo que es más importante, con dos selecciones dentro del Top 10 del draft. Y aún así, la jugada económica no fue mala para Saints debido al horrendo contrato rookie que firmó el jugador.

Los Saints hasta su resurrección

La afición de los “San Antonio Saints” llena el Alamodome en un año mediocre

Sin adentrarnos en la era de Sean Payton, los New Orleans Saints empezaron en ese 1999 con las dudas sobre una relocalización. El equipo no ilusionaba a la ciudad y sobre todo, no tenía esperanzas de mejorar a corto plazo. Es cierto que en el año 2000 se llegó a Playoff y se ganó el primer partido de la historia en los mismos frente a los Saint Louis Rams, pero a partir de ese momento el equipo volvió a las andadas, con seis temporadas de Jim Haslett donde los Saints ya no eran malos pero sí mediocres, teniendo cinco temporadas consecutivas entre el 9-7 y el 7-9. Con la relocalización de los Charlotte Hornets en Nueva Orleans, el equipo acogió a la vez a dos equipos mediocres, lo cual ya era duro para una ciudad castigada por la pobreza y el racismo.

Las cosas fueron a peor en 2005, cuando el Huracán Katrina azotó la ciudad, matando a más de 1.000 personas y rompiendo por completo el corazón a todo Nueva Orleans. Con el 80% de la ciudad inundado, el SuperDome se transformó en la triste casa de miles de personas que lo habían perdido todo durante el desastre natural. Más allá de los reportes (posteriormente confirmados como falsos) de gente suicidándose desde lo alto del estadio, los Saints tuvieron que marcharse del estadio durante la temporada 2005.

Con la franquicia, los jugadores y la afición afectados por la noticia, se tuvo que resolver un plan para los partidos en casa de Nueva Orleans. Para la primera semana en casa frente a los Giants, se decidió jugar en Nueva York debido a que no había opción de acomodar otro estadio. Pero luego, como decisión para toda la temporada, se enviaron los partidos a dos estados y dos ciudades opuestas. Los encuentros se disputarían en Baton Rouge, en el Tiger Stadium, alma mater de LSU o en el Alamodome, situado en la ciudad de San Antonio, Texas.

Con Nueva Orleans en ruinas y sin un solo euro, los aficionados de San Antonio se volcaron con ese equipo y eso provocó dudas en Tom Benson. La ciudad de San Antonio tenía un nivel económico muy superior al de la ciudad de Louisiana y posiblemente el mismo nivel de aficionados. No obstante, en 2006 lo único que se hizo fue despedir a Jim Haslett y traer como QB a Drew Brees, el cual había sido echado de Chargers y al que Dolphins no había firmado por una lesión en el hombro. Los Saints volvieron a Nueva Orleans y se convirtieron en el foco de esperanza de toda la ciudad, la cual atravesaba sus años más duros.

Sin Brees, Payton y la calma de Benson, es muy posible que ahora mismo Ricky Williams hubiese sido el clavo final en la tumba de los New Orleans Saints. Irónicamente, habría dado una nueva alegría al estado de Texas, igual que hizo durante su carrera universitaria. Con otro propietario como Art Modell, ahora mismo la historia habría sido distinta para el equipo y sobre todo para la ciudad de Nueva Orleans. Por otro lado, San Antonio sigue sin equipo pero se ha volcado siempre que un conjunto ha jugado allí, incluyendo la extinta AAF, por lo que no sería raro que una franquicia se asentase en la ciudad en un futuro próximo (incluso una de expansión). Pero, de momento, tendrán que seguir apoyando a esos Saints que durante un año fueron su equipo local.

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