Después de tres partidos disputados en este 2017 por parte de Los Angeles Rams podemos afirmar que Jared Goff ha dado un paso de gigante para convertirse en un quarterback válido en la NFL. No vengo aquí a convenceros de que el ex de la Universidad de California será el próximo Peyton Manning o que está llamado a marcar un época, para nada. Incluso es pronto para saber tan siquiera si los Rams acertaron cuando hipotecaron parte de su futuro subiendo a por él en el draft de 2016, pero igual de pronto era aseverar que era un bust tras lo mostrado el año pasado.

Goff ha comenzado su periplo como profesional esta temporada, olvidaros de todo lo que sucedió el año pasado. No podemos juzgar a un jugador que además de tener la presión añadida de saber que te están evaluando con lupa por lo sucedido en el mencionado draft, entró a formar parte de un equipo que estaba en completa desintegración. El ciclo de Jeff Fisher olía a podrido, el staff ofensivo era un cero a la izquierda y la gestión en el aprendizaje y adaptación a la NFL del quarterback fue un auténtico desastre.

Por suerte para él la franquicia hizo una limpia nada más terminar el 2016 y pusieron al frente a un entrenador cuya misión única y exclusiva sería hacer de Goff un hombre, Sean McVay. En estas tres primeras semanas de competición el joven entrenador ha transformado por completo el ataque y ha devuelto la alegría a unos Rams que se encontraban al borde del abismo. Además, ha demostrado inteligencia haciéndose cargo solo de la parcela que conoce, la ofensiva, delegando al 100% las tareas defensivas al veterano coordinador Wade Philliphs.

McVay ha trabajado codo a codo con Goff desde el primer día en que aterrizó en Los Angeles, no han descansado en toda la offseason y los resultados son más que evidentes. No soy yo un gran amante de las estadísticas pero para aquellos que sí les gusten podrán ver en ellas el reflejo de todo este trabajo llevado a cabo. A día de hoy Goff completa el 70,4% de sus pases con una ganancia de yardas por intento de 10,1, un balance TD-Int de 5-1 y un QB rate de 118,2. Inmaculado.

Pasemos a ver alguna de las jugadas más destacadas que nos dejó el quarterback en el Thursday Night Football que disputaron los Rams contra los San Francisco 49ers y que sin lugar a dudas es ya su mejor actuación como profesional.

En esta jugada vemos como la presión le llega por el centro apenas en un par de segundos tras el pull que realiza el defensive end y no solo es capaz de evitar el sack, sino que logra completar un complicado pase en movimiento que lanza a “pie cambiado”. Gran precisión.

La lectura de las defensas es otro de los avances que ha conseguido Goff respecto a su año como novato. Sigue cometiendo algunos errores, como es normal, pero va siendo capaz de detectar que tipo de coberturas realizarán los rivales, lo que le facilita una enormidad localizar que zonas debe atacar. En la siguiente secuencia vamos a ver un gran pase a la route seam de su tight end lanzado al espacio que existe entre los linebackers y safeties.

La persona más feliz de esta evolución de Goff no es otro que el verdadero líder del ataque, Todd Gurley. El running back está volviendo poco a poco por sus fueros gracias a que las defensas ya no solo deben preocuparse de él. La amenaza aérea cada vez es más latente lo que está haciendo que las defensivas deban abrirse y por ende no puedan formas cajas de 8 y 9 jugadores para detener los acarreos de Gurley.

A esto se suma el hecho de que McVay ha logrado involucrar al corredor en el juego de pase, aspecto en el que había pasado totalmente inadvertido durante sus dos primeros años en la liga. Sin ir más lejos entre 2015 y 2016 Gurley no había anotado ningún touchdown recibiendo y en 2017 ya lleva dos en tres encuentros.

Evidentemente hay cosas que Goff aún debe mejorar como por ejemplo su presencia en el pocket. Mientras la línea ofensiva aguanta el quarterback está luciendo, pero cuando el pocket se ve amenazado, su falta de movilidad le impide conseguir un tiempo adicional para encontrar líneas de pase. Esto es muy fácil de decir y muy difícil de hacer, solo los mejores quarterbacks terminan siendo unos grandes “bailarines” dentro del pocket. En esta secuencia, un primer paso hacia delante (step up) seguido de uno lateral hacia su izquierda (slide step) le habría otorgado unos segundos extra para completar el lanzamiento.

Como he comentado anteriormente Goff está avanzando en el análisis de lo que ocurre en el campo y eso le está ayudando en su capacidad para leer las progresiones de las rutas de sus receptores. Su mejoría en esta faceta será aún más notoria cuando avance en la movilidad dentro del pocket de la que he hablado anteriormente. En esta jugada vemos como después de escanear el campo no encuentra ningún receptor abierto y completa el checkdown con Gurley quien consigue el primer down. En esta secuencia es importante que nos fijemos también en su reléase, el cual realiza mucho más rápido que el año pasado, lo que le ayuda a soltar el balón antes de ser golpeado.

Goff está funcionando especialmente bien en jugadas de play action. Tanto él como Gurley realizan muy bien el engaño y eso facilita que lance pases sin presión. A continuación veremos un ejemplo ejecutado a de manera brillante que termina con el mejor lanzamiento de toda la noche. La precisión en el pase de Goff es perfecta y Watkins solo debe dejar que el balón caiga del cielo.

Insisto en que Goff no es que se haya convertido ni mucho menos en un excelente quarterback de la noche a la mañana. Para ello le queda mucho que demostrar, pero el trabajo está ahí y lo que sí ha hecho es ahuyentar a todos aquellos que se habían adelantado a catalogarle como un auténtico fracaso después de haber jugado apenas siete encuentros en unas condiciones que difícilmente podían ser peor. Es una realidad, Jared Goff está rompiendo el cascarón.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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