¿Qué hago viendo La La Land? Otra vez encima. Si es que soy masoca. O tonto. O las dos. Siempre extraigo las mismas dos ideas viendo la película: hay gente que no se casa con el amor de su vida. Los Angeles es una ciudad que venera todo y que no respeta nada. Sí, no soy capaz de sacar más subtexto. Ni siquiera la segunda idea es un subtexto. Es un dialogo de la película. Será que siempre me la pongo antes de un partido de los Chargers y no estoy preparado para tanto sufrimiento.

Qué coño, debería estarlo. Tantos años con los Padres y está panda de imbéciles me han curtido a base de palos, tequila y lágrimas. A veces en ordenes alternos. Todos los santos domingos viendo a esta banda entrenada por un McCarthy de la vida. Hemos desperdiciado la carrera de Rivers. Y vamos a hacer lo mismo con la de Bosa… A ver, relájate. Que va a empezar el partido. Carson, qué feo eres. Dalvin Cook qué feo eres. Y todo lleno de camisetas moradas… En fin, otro día más en la oficina.‌ Vamos a ver que manera de perder se inventan estos mentecatos esta tarde.

El barrio está lleno de camisetas, barbacoas, de niños con la camiseta de Bosa. De ambiente Charger. Qué buenos tiempos. La buena época. Antes del imperio Angelino.‌ Por qué coño quiere esa gente no uno, sino dos equipos de fútbol americano. Si son una ciudad de baloncesto y béisbol… Como mucho son una ciudad de USC. Pero no de NFL. Al menos no de Chargers y Rams. Definitivamente no de Chargers. Jugamos 16 partidos de visitante. Ay si mi padre levantara la cabeza. Qué desastre de todo. «Skol» en mi estadio. Bueno, podría ser peor; podrían ser los Raiders. Aunque lo serán cuando vengan. Un estadio de los Chargers negro y blanco. Mi peor pesadilla. Solo me queda una semana para verlo. Yikes.

Qué cojones hacemos en una ciudad que nos odia. Es como si trajeran a los Celtics. Peor, los Celtics aquí llenarían el Staples. Nosotros no llenamos ni el campo de fútbol ese. La suerte que tendremos es que el SoFi Stadium lo llenaremos. Aunque sea con turistas y aficionados rivales… Nos tendríamos que haber ido a Las Vegas nosotros. Lo mismo los Golden Knights nos hubieran ayudado.

Lo que he podido desvariar en dos minutos. Es poco gratificante estar así. Sin futuro, parecemos un veinteañero recién salido de la facultad. Sin casa, sin futuro, sin trabajo. Lo único que tiene claro es que no quiere volver a casa de sus padres. Tal vez, el único sitio donde alguna vez haya recibido el afecto que necesita. Es irónico. Todos nos queremos ir de casa y después nos matamos por volver. ¡Mierda! Han anotado los Vikings. No han tardado mucho. El sonido del <<Skol>> me ha avisado. Ya es triste. Nadie celebra nuestro FG en el campo. Mi barrio sí. Como si de la Super Bowl se tratase.

No hay nadie que no vea el partido. Antes esta gente estaba en el campo, ahora lo ven por la tele. Algunos pueden ir a Carson. La mayoría no son capaces de estar 4 horas ida y vuelta con sus niños en un coche. No les culpo. Yo prefiero ir a Tijuana que a LA. Molaría ver a Reese Witherspoon con la camiseta de los Chargers. Aunque sea de los Clippers. Ostia, vamos por delante. Qué más da, si la vamos a cagar igualmente. A lo mejor es por eso por lo que no nos ven en LA. Eso o porque les empezaremos a importar cuando ganemos. Cuando se enteren que somos la peste en playoffs nos convertimos en el nuevo Kershaw. Fumble. Adiós alegría.

Las animadoras son las únicas que sonríen. Es por que les pagan, supongo. No sería capaz de fingir alegría ni aunque me pagaran. Será porque llevo mucho tiempo sin tener alegrías con estos colores y he olvidado lo que se siente. Sí, será eso. Desde que se fue mi padre, todo es distinto.

En el descanso me dispongo a prepararle las flores. Amarillas y azules. Como siempre. Dudo que haya en el mundo alguien tan fan como mi padre. Siempre al pie del cañon. Solo había una cosa más importante en el mundo que los Chargers: mi madre. Eran como un dúo de perfecta armonía. Armonía, la gran desconocida en nuestro equipo. Pongo las flores en el coche y me voy de la casa. No es el día de estar solo. Hoy es el tercer aniversario de la muerte de mi padre.

Camino de la tumba de mi padre los Chargers pierden dos veces más el balón. Los Vikings 22-10. 25-10. Qué hartazgo de gente. Me acomodo en la silla. Abro mi paquete de seis cervezas. Pongo dos en cada tumba. En medio el ramo de flores. Abro una de mis dos cervezas. Me reclino. Hace muy buen día. Como siempre. Hasta eso es anodino. Pongo el partido en el móvil. Mis padres se cabrearían. Siempre han sido más de tele.

– Ya pasaran estos tiempos, digo en voz alta como si me fuera a escuchar alguien.

-Los Spanos caerán

-Torres más altas han caído. 32-10. 39-10. Seis pérdidas. Siete. El partido es lo de menos. El partido no vale nada. No sé ni para que me molesto en ponerlo. Es la misma sensación que hace tres años. Un año desperdiciado. Sin poder ver el último partido del Qualcomm Stadium. Sin saber que era el último. Al final, lo importante era la unión, la cercanía. No el fútbol. Hasta eso nos han quitado. Puto dinero. Abro mi segunda cerveza y brindo con las de mis padres. Al final, la vida se resume en los gestos. En los motivos visuales que uno recuerda. Los Chargers han dejado de creármelos.

“Quien cree que el dinero lo hace todo, acaba haciéndolo todo por dinero… Cuando sólo es rico el que sabe limitar sus deseos”

Voltaire

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