Frenética jornada la que vivimos el sábado durante las horas previas del cierre por parte de cada franquicia del roster de 53. En el día que el College Football tenía que ser el absoluto protagonista con el primer mega carrusel de partidos del año, todos tuvimos que dirigir nuestras miradas hacia la NFL por culpa de unos Houston Texans que esperaron hasta el último momento para hacer unos deberes que para que negarlo, su nota final con suerte roza el aprobado.

CLOWNEY CAMINO DE SEATTLE

Estafados. Así deben sentirse los seguidores tejanos con el trade que envío a su estrella a la Ciudad Esmeralda. Jadeveon Clowney, una primera selección global del draft y uno de los defensores más productivos de la actualidad, a cambio de dos jornaleros como Barkevious Mingo y Jacob Martin y un futuro pick de tercera ronda. La pregunta que cabe hacerse es si, una vez llegado al punto sin retorno en el que ya habían decidido traspasar al jugador, no pudieron obtener un mayor botín por parte de alguna de las 31 franquicias restantes.

Bill O’Brien ha declarado que la intención en todo momento fue alcanzar un acuerdo de renovación con Clowney, de ahí la etiqueta de jugador franquicia que le colocaron en marzo con el objetivo de ganar más tiempo para la negociación. Ha expresado que han sido muchas las conversaciones y varias las ofertas presentadas al jugador, las cuales evidentemente no han cumplido las expectativas de este último.

Clowney durante su presentación como jugador de Seahawks

Me cuesta entender el porqué no han tenido las agallas de darle un gran contrato multianual a Clowney. Estamos hablando de uno de los jugadores de línea defensiva más dominantes del momento y la excusa de las lesiones es demasiado barato. Clowney apenas se ha perdido partidos durante las últimas tres campañas y su nivel ha ido en aumento desde entonces, dando la sensación de que incluso aún no ha llegado a su techo. Los Texans están en disposición de ser un fuerte candidato en la AFC y perder a un jugador de tal calibre les hace perder varios enteros. Más difícil es entender esta decisión visto el movimiento que han hecho en el apartado ofensivo y teniendo en cuenta su espacio salarial.

Más tarde pasaremos al trade de Tunsil, pero respecto al tema financiero la disponibilidad para darle un gran contrato a Clowney era total. Houston es una de las franquicias que tiene más dinero sin ocupar a día de hoy y revisando los años posteriores también cuenta con un gran margen salarial. Cierto que debe llegar la renovación de Watson, pero aun con este factor y revisando los números, no parece que hubiera sido complicado soltar pasta por el ahora jugador de Seahawks. Simplemente no han querido y punto.

Visto desde el lado de Seattle el golazo de John Schneider ha sido tremendo. Ha sumado un grandísimo activo a la plantilla a cambio de muy poco. Inclusive, si no llegaran a renovarle al final de esta temporada, hecho que veo complicado, la tercera ronda que han entregado les volvería un año más tarde en forma de pick compensatorio. Es decir, se han hecho con los servicios por un año de una estrella entregando dos jugadores que apenas entraban en los planes del head coach.

Y justamente es Pete Carroll el que debe estar más contento con todo el movimiento. Clowney es un juguete perfecto para un especialista defensivo como él, a quien le encanta tener jugadores versátiles en la línea defensiva. Clowney es mucho más que un edge rusher al huso, es un jugador muy polivalente, capaz de jugar en todos los spots de la DL y un grandísimo valor tanto para colapsar el pocket como para ser un muro contra la carrera rival. Personalmente estoy frotándome las manos con lo que vamos a ver de este jugadorazo en Seattle.

A LA CUARTA VA LA VENCIDA

En miras de dar un espaldarazo al refranero español los Texans han puesto todo su empeño durante la offseason y en la misión de cubrir el enorme hueco que existía en el left tackle finalmente lo han logrado, siendo cuatro los jugadores firmados en este sentido. Tytus Howard (primera ronda del draft), Max Scharping (segunda ronda), Matt Kalil (agencia libre) y Laremy Tunsil (vía trade) han sido los cuatro tackles que han llegado durante el receso.

En cierta manera nadie le podrá reprochar a la franquicia el empeño en mejorar una línea ofensiva que lleva no poco tiempo siendo una de las peores unidades de toda la competición. Sin embargo, hasta el aterrizaje de Tunsil se podía decir que estaban tratando de resolver este problema a base de añadir cantidad y no calidad. Howard y Scharping fueron dos selecciones muy reach y Kalil lleva años siendo uno de los left tackles titulares más deficientes que nos hemos podido encontrar alrededor de la liga.

Demasiados palos de ciego para alguien que de verdad quiere competir y darle a su quarterback franquicia la protección necesaria. De hecho, a día de hoy todo apunta a que Kalil será suplente, Howard pasará al tackle derecho y Scharping jugará como guard. Demasiada inversión para acabar así.

Y si de inversión hablamos no os quiero ni contar lo que ha supuesto el intercambio por Tunsil. El liniero ha costado más que Mack a los Bears hace doce meses y que OBJ a los Browns a principios de la offseason. Dos primeras rondas (2020-2021), una segunda (2021) y dos jugadores de rotación es lo que ha recibido Miami a cambio de Tunsil, Stills, una cuarta y una quinta ronda. Casi nada. Impresionante botín el que se llevan unos Dolphins que se han transformado en los Browns de Sashi (este es tema para otro día).

Tunsil nuevo jugador de Texans

Muy bien la llegada de Tunsil, era algo necesario y al fin se ha ejecutado pero el movimiento no concuerda nada ni con el resto de los fichajes de linieros ofensivos ni con la salida de Clowney. De repente ha aparecido un sentido de urgencia extremo en una franquicia que había mostrado un camino completamente distinto durante estos meses. Un all-in después de haber renunciado a tu mano durante toda la partida de póker. Un todo o nada para un O’Brien que él mismo se ha puesto la soga al cuello y que si no consigue que el equipo llegue a una instancia mayor a la que acostumbra desde hace tiempo (Wild Card o Divisional) tiene muchas papeletas de ser el que pague los platos rotos.

UN BARCO SIN CAPITAN

O’Brien será el único responsable a nivel de organización de lo que Houston logre en 2019. Los recientes movimientos son obra del head coach y porque no decirlo, actual General Manger de facto. El entrenador ha asumido la responsabilidad de manejar la franquicia en su totalidad a falta de un responsable en el front office. Se ha llevado por delante a Rick Smith, el que fuera GM durante más de una década y a Brian Gaine, quien solo duró una temporada en este cargo.

Si me preguntáis a mí, los recientes acontecimientos han demostrado que al bueno de Bill le viene extremadamente grande tanto encargo. No es menor el hecho de tener que manejar un equipo a todos los niveles y hay muy pocos profesionales preparados para tal compromiso. Si las dudas que he tenido en torno a O’Brien a lo largo de su trayectoria como entrenador principal no han sido pocas, lo que tengo completamente claro es que dejar todo el destino de los Texans en sus manos ha sido una completa temeridad. A ver quién es ahora el guapo que quiere asumir el desafío de reconducir la dirección del equipo teniendo en cuenta que el futuro a nivel de draft está hipotecado.

Todo lo que ha sucedido durante la temporada baja no hace más que confirmar que el vacío de poder que hay actualmente en Houston afecta negativamente a las posibilidades de éxito. La muerte del Bob McNair, el dueño desde el nacimiento de la franquicia, en el noviembre pasado fue un duro golpe y su hijo Cal por más que haya estado ligado al equipo desde hace tiempo no parece estar a la altura de las circunstancias. Al final todo el peso de las decisiones que se han llevado a cabo va a recaer sobre la figura de O’Brien y se lo tiene bien merecida. Ya puede cruzar los dedos, hacer su mejor obra posible como entrenador y que tanto las recientes adquisiciones como las estrellas que ya estaban en el grupo impulsen al equipo hacia el próximo escalón porque de lo contrario podemos estar ante los últimos meses de O’Brien en tierras tejanas.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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