No es ningún secreto que la NFL es la liga más poderosa del planteta, tanto económicamente como deportivamente hablando. Es un motor insaciable de generar ingresos a todos los niveles y no deja puntadas sin hilo cuando se trata de llenarse los bolsillos. En este aspecto el draft ha tomado una importancia desmedida convirtiéndose en uno de los eslabones más fuertes de la maquinaria dirigida por Roger Goodell.

El draft se sitúa a día de hoy como uno de los acontecimientos deportivos más seguidos y vistos en Estados Unidos, incluso a la altura de las finales de otras ligas profesionales. La primera noche es una fecha marcada en rojo en al calendario por todo aquel que se relacione de alguna manera con la competición y la propia liga ha sabido vender el producto de manera maravillosa, convirtiendo el evento en el segundo más importante de la temporada solo superado por la propia Super Bowl (aunque tiempo al tiempo).

Es tal el seguimiento que cada año podemos encontrar más medios y analistas dedicados única y exclusivamente al draft. La web está inundada por cientos de perfiles de cada prospecto, los especialistas nos acribillan con el análisis exhaustivo de cada uno de los chavales y los espacios dedicados al draft en canales como ESPN y NFL Network cada temporada empiezan antes. Si este crecimiento exponencial no pone límites va a llegar el momento (no dentro de tanto) que durante enero la mayoría de los aficionados estén más preocupados por la selección colegial que por los playoffs.

No quiero que esto parezca una crítica a todos los colegas y compañeros que le dedican horas y horas al estudio de los jugadores que se declaran seleccionables. Ni mucho menos. Soy consciente que vivimos en una época marcada por una demanda excesiva de información en la que el consumidor necesita imperiosamente conocer hasta el más mínimo detalle sobre cualquier tema sea más o menos relevante. Es por eso que aplaudo la capacidad de todos estos especialistas de revelarnos hasta el último secreto que rodea al draft.

Goodell durante el draft

Yo todo esto me lo tomo como otro triunfo sin apelativos de Goodell, quien ha logrado convertir hasta el último fan por la NFL en el General Manager de su equipo. Y si bien es cierto que el ejercicio de hacer mocks, elegir a los favoritos para nuestras franquicias y especular sobre los posibles trades up que se producirán es la mar de divertido, debemos saber distinguir que todo esto es un juego en el que incluso los propios GMs están en cierta manera abandonados a su suerte.

Y esta es la palabra clave en todo el asunto: SUERTE. No existe una fórmula exacta a la hora de seleccionar prospectos y el grado de fortuna que rodea a cada pick es elevadísimo. Son muchos los factores asociados a la evolución de cada jugador en el mundo profesional (entorno, mentalidad, cualidades, físico, mentalidad…) lo que nos hace prácticamente imposible predecir quienes son los verdaderos valores de cada promoción. ¿Cuántas veces hemos visto pegarse el batacazo del siglo a super estrellas universitarias? O al contrario, todas las camapañas aparecen nombres olvidados en rondas medias que se convierten en pilares básicos en sus conjuntos. El caso más ejemplar y a la vez más extremo de que el draft es una auténtica lotería, nunca mejor dicho, lo protagoniza el mejor jugador de todos los tiempos. Un tal Tom Brady, quien fue seleccionado por New England Patriots en la posición número 199 (sexta ronda) en el año 2000.

El draft es una herramienta totalmente necesaria de acuerdo al funcionamiento de la competición y la propia idiosincrasia del deporte. La equidad a la hora de fijar el mismo tope salarial para todas la franquicias y la dureza del juego, sinónimo de graves lesiones, hacen que sea imprescindible la renovación año tras año. El draft permite buscar nuevos talentos en detrimento de los veteranos, que además de llevar tras de sí un mayor desgaste suponen un porcentaje salarial mucho mayor que un novato recién aterrizado desde la universidad.

Desde mi humilde punto de vista esta es la importancia que hay que darle al procceso de selección de jugadores universitarios e intentar ir más allá me parece pasarse de listo. Y no solo hablo a nivel aficionado, ya que a nosotros no nos pagan por diseñar el futuro de los equipos, sino a nivel de despachos. Tengo para mí que el valor que se le da al draft es desmedido y que las gerencias, sobretodo de equipos aspirantes, deberian abogar más por hacerse con los servicios de jugadores ya contrastados.

Hace varios años que me lleva dando vuelta esta reflexión y dos hechos recientes no han hecho más que reafirmar mis sensaciones. El primero, el modo de actuar de Los Angeles Rams durante la última off season. El equipo californiano demostró en 2017 que estaba a un paso de codearse con los gigantes de su conferencia y Les Snead, su general manager, no dudó en buscar las piezas que le faltaban a través de intercambios con otras franquicias. Se que es algo ventajista sacar a relucir esto pero simplemente me remito a los hechos. La llegada de jugadores de primerísimo nivel les permitió completar una plantilla de campanillas y poder llegar a jugar la Super Bowl.

Cualquier conjunto que se encuentre en una situación similar a la de los Rams el año pasado no debería dudar a la hora de ser agresivo en las negociaciones por jugadores con un nombre en la liga. Todos sabemos que en la NFL no solo es complicado ganar sino que incluso es más difícil mantenerte en lo alto durante un tiempo prolongado. La renovación de la lista de favoritos es constante y me parece perder el tiempo y no saber aprovechar tu oportunidad recurrir al draft para encontrar los dos o tres retoques que le puedan faltar a un grupo ganador.

La gerencia de Cowboys durante el draft

El segundo hecho que me ha permitido recordar que el draft toma mucha más importancia de la que realmente demanda es todo el “caso Antonio Brown”. Siendo un hecho que el receptor estrella va a ser traspasado por su actual equipo, los Pittsburgh Steelers, me parecere un error mayúsculo no tirarte con todo a por él, sobretodo si se trata como comentaba hace unas lineas de un conjunto que está a las puertas de la gloria.

En la gran variedad de debates que ha supuesto todo lo relacionado con Antoñito, uno lo de los más incesantes ha sido el “qué darías a cambio de que el WR vistiera los colores de tu equipo”. Me he cansado de leer que Brown no vale una primera ronda basándose en motivos como su edad, su contrato o su comportamiento. Vamos a ver amigos, que estamos hablando del mejor receptor del último lustro cuyo nivel de juego no ha bajado un solo ápice en 2018. ¿De verdad preferís conservar una primera ronda del draft y jugaros el todo por el todo con un jugador que es una incógnita que con uno de los playmakers más determinantes que hemos visto durante este siglo? Pues os digo una cosa, pa’ vosotros todos los picks del mundo, os lo regalo. Ya me quedo yo con el “84” y todo su genio, sus millones de dolares que le tengo que pagar y las 31 velas que pondré en la tarta de su próximo cumpleaños a cambio de un par de temporadas al lado de Rodgers.

Para terminar con toda esta ida de olla y antes de que me queráis arrojar a la hoguera, os propongo llevar a cabo el mismo ejercicio que yo el cual apenas os va a quitar unos minutos. He cogido las primeras rondas de cinco de los últimos drafts y he repasado la lista entera, quedándome con los nombres que considero que van a tener hueco en la NFL durante al menos dos periodos contractuales, es decir, su contrato rookie y su contrato multianual tras este primero. Esto son de ocho a nueve años y atentos que no me estoy quedando con los jugones sino con aquellos que para mi tienen el nivel de ser titulares durante este periodo descrito, que al fin y al cabo es lo que busca una franquicia cuando selecciona a un prospecto en la primera ronda. Como se dice que para evaluar el acierto o desacierto de una selección hay que dar un tiempo de cuajo al jugador, he deshechado los dos últimos eventos y me he quedado con los drafts de 2012 a 2016. Estos han sido mis resultados.

  • 2012: 12 jugadores para un total del 37,5%
  • 2013: 9 jugadores para un total de 28,1%
  • 2014: 15 jugadores para un total de 46,9%
  • 2015: 10 jugadores para un total de 31,3%
  • 2016: 14 jugadores para un total de 43,8%

Yo he hecho el mismo ejercicio con años más anteriores y datos ya contrastados obteniendo resultados similares pero para el artículo no he querido salir de los nombres que actualmente todos manejamos. Y aunque en algunos casos he sido generoso vuestros resultados “objetivos” no deberían diferir en cada año en dos jugadores arriba o abajo. Esto supone concluir que más de la mitad de las franquicias se equivocan cada temporada con su primera ronda. Si seguimos haciendo el mismo ejercicio con rondas posteriores los porcentajes empeoran ligeramente pero no he querido seguir metiendo el dedo en la llaga.

Llevaba tiempo queriendo exponer esta reflexión y aunque se que la mayoría remáis a contra corriente me doy por contento si por un momento os paráis a pensar en algo de lo que he expuesto a lo largo de la pieza. Mientras tanto, yo iré a completar mi mock draft de este año y a prepararme para la fiesta del 25 de abril. SUERTE a vuestros equipos, la van a necesitar!!!

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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