Joe Namath define que a veces no es necesario ser regular para ser una leyenda.

Joe Namath es una estrella de rock que por casualidades de la vida acabó en la NFL. Atractivo, divertido, capaz de encandilar a la prensa, propietario de un bar donde iban toda clase de estrellas, era una absoluta leyenda. Considerado el carácter más espectacular de toda la liga en un sondeo ¿A qué viene el titular? Para ello, primero vamos a revisar su carrera.

Una SuperBowl e inicio del fin

Joe Namath en el momento más grande de toda su carrera.

Joe Namath era una estrella ya a la salida de su paso por la universidad, Alabama. El joven tuvo ofertas de la NFL y de la AFL (en aquel momento aún separadas) y en ambos casos fue elegido en primera ronda. Tras dudas entre si elegiría a los St Louis Cardinals o a los New York Jets, Joe eligió al segundo equipo, con el contrato más alto en la historia del deporte en aquel momento. Tras empezar la temporada repartiendose minutos con el suplente, Joe tomó el puesto de mandos como titular y ganó el premio de rookie del año en aquel 1965. Durante todo este tiempo, las rodillas de Namath estaban tremendamente diezmadas, habiendo sido considerado inelegible para el ejército debido a este problema. Este dato, que en aquel momento no parecía importante, sería definitivo para entender las dudas que genera su entrada al HOF.

Durante sus primeros cinco años en la liga, Namath fue el hombre de hierro, jugando la mayoría de todos sus partidos a pesar de las lesiones. Ser en ese momento jugador de la AFL implicaba además ser considerado un jugador menor, debido a que la NFL era la liga dominante en aquel momento. Las dos primeras SB habían sido salvajemente controladas por los Green Bay Packers y todo hacía indicar que en la temporada de 1968, las cosas seguirían igual. Por eso, la llegada de los Jets a la SuperBowl fue vista como una mera suerte y que simplemente servirían para demostrar que los Colts eran el mejor equipo de la liga. No obstante, el siempre orgulloso Namath afirmó que iban a ganar el partido en los días previos. Y Broadway Joe cumplió, con el upset más grande de la historia de la SuperBowl y los Jets consiguiendo el primer título de la historia de la AFL. Namath consiguió tanto el MVP como el MVP de la SuperBowl gracias a esta temporada, convirtiendose en un héroe de Nueva York.

En 1969, la historia sería similar en cuanto al nivel de Namath, ganando los honores de Co-MVP de la AFL y llevando a los Jets al Playoff. Allí caerían ante los eventuales campeones de la SB, los Kansas City Chiefs, contra los que ya habían perdido en temporada regular. Y a partir de aquí, tenemos que dejar de hablar de fútbol por desgracia. En la post-temporada anterior, Namath anunció (o hizo algo similar) su retirada debido a problemas con su bar. En el Upper East Side, Namath había abierto un local llamado Bachelors III que se había convertido en uno de los más interesantes de toda la ciudad de Nueva York. Esto incluía a artistas, deportistas, políticos pero también a gente de la Mafia, la cual en aquel momento seguía en auge. Debido a esa relación con organizaciones criminales, Pete Rozelle exigió al jugador que se marchase de esa gestión debido a que era peligrosa para la imagen de la liga, lo cual desembocó en una extraña rueda de prensa con Namath supuestamente retirándose de la liga.

Las retiradas, la pobreza y los Rams

Joe Namath en su única temporada en los Rams, un final triste de carrera para el jugador.

Y aunque en 1969 la temporada fuese positiva, la realidad es que la carrera de Namath ya iba cuesta abajo y sin frenos. Tanto en 1970 como en 1971 el jugador volvió a amagar con la retirada, algo que molestaba tanto a la prensa como a los aficionados. La propia prensa neoyorkina afirmó que el jugador de verdad quería retirarse debido a sus lesiones, pero no podía hacerlo debido a sus desastrosas decisiones económicas y a su gasto constante en alcohol y fiestas. Sea como sea, el jugador se perdió cada vez más partidos con las lesiones diezmando por completo su carrera. Aún tendría un partido histórico frente a los Colts, logrando casi 500 yardas y 6 TDs pero la realidad es que su vida estaba muy lejos de centrarse en el fútbol.

Quizás la historia más extravagante fue la de la World Football League, una de las competiciones que intentaron pelear con la NFL. Con el objetivo de internacional el deporte, llegaron a montar una franquicia en Hawaii mientras que peleaban por conseguir debutar en 1974, año donde estaban tanto la CFL como la NFL en huelga. Con eso en mente, se ofrecieron contratos totalmente locos a jugadores de la liga, intentando que saltasen a la otra competición. Muchos lo hicieron en ese primer año, hundiéndose por completo el sistema financiero de la competición. Desesperados, los Chicago Winds contactaron con Joe Namath en 1975 y lo que le ofrecieron parece de chiste pero es real: 600,000 dólares al año por tres años, 2 millones en los siguiente 20 años (100,000 al año), un bonus de 500,000 dólares y derechos sobre una futura franquicia en Nueva York. Namath, que sabía las dificultades de la liga, también pidió parte de los derechos televisivos.

El equipo de Chicago no permitió que esto ocurriese y Namath finalmente no firmó. Esto provocó que la televisión decidiese no dar la liga y que finalmente la temporada reventase pasados tres meses de la misma, con Chicago cerrando a las cinco semanas. Para más inri, los de Chicago habían cambiado su color rojo al verde, solo intentando convencer a Joe de que debía firmar por ellos. Namath había conseguido el año anterior ganar el premio a Comeback of the Year, jugando su mejor temporada en años, pero en 1976 acabó siendo cortado por parte de los Jets. Este corte fue de acuerdo al propio Namath, el cual quería marcharse a Rams pero ambos equipos no habían llegado a un acuerdo. Namath jugaría exactamente cuatro partidos en LA, los suficientes para tener un partido horrendo en Chicago y ser sentado para posteriormente retirarse este año. Broadway Joe tuvo dos años espectaculares, un par decente y el resto de su carrera fue realmente mediocre. Pero aún así, Namath acabó entrando en el HOF, algo que visto a posteriori ha sorprendido a muchos debido a su falta total y absoluta de consistencia. Pero realmente, Namath entró en el HOF porque es posiblemente el icono Pop de la NFL.

¿La brillantez o ser constantemente bueno?

Joe Namath, el héroe de los Jets y posiblemente el jugador mejor valorado de su historia

Más allá de los extraterrestres como Brady, Manning, Montana o Favre, la mayoría de buenos jugadores de la NFL tienen distintas formas de llegar al estrellato. Muchos son profesionales que hacen bien su trabajo durante muchos años, de una forma constante y metódica como un estudiante que saca sietes en todos sus exámenes. Nunca será el mejor de la clase, ni tendrá ese reconocimiento de todo el mundo pero funciona. Por otro lado, están otros como Namath, gente que durante todas sus temporadas tiene una media de 5, pero en un momento concreto tiene un 10 y es sencillamente el mejor del mundo, como fue el caso de Broadway Joe entre 1968 y 1970. En la NFL y en la vida en general, al final acabamos alabando y valorando mucho más esta clase de personalidades que aquellos que siempre cumplen y es difícil no entender la psicología que hay detrás. Brilla mucho más una personalidad distinta, característica y con carisma que una cumplidora, gris y que machaconamente hace lo mismo todos y cada uno de los días.

Curiosamente, algo similar ocurre en deportes como la Fórmula 1. Todo el mundo adora y rememora la histórica carrera de James Hunt o recuerda el campeonato mundial de Jacques Villeneuve (aunque este tuviese mucho de oportunidad en el coche ideal). Sin embargo, poca gente recuerda carreras basadas en estar constantemente al nivel del coche y ser una constante en los puntos e incluso en los podiums. Para los fans modernos el nombre de Felipe Massa o Rubens Barrichello vendrá a la cabeza con ese año regular a punto de ganar el mundial y similar ocurre con Eddie Irvine en el sorprendente año 1999. No obstante, en ese mismo 1999 la gente ha olvidado el increíble trabajo de Frentzen con el sorprendente Jordan, el cual bajo su mando era un coche ultra competitivo y en manos de Damon Hill (campeón del mundo recordemos) era el Jordan clásico de toda la vida, peleando por la mitad de la parrilla sin más pena ni gloria.

Ganar provoca que pases a la historia y todos amamos hablar de caídas, victorias, remontadas y momentos mágicos. De las historias de leyendas que se hunden para resurgir y de desconocidos que pasan al estrellato. Al final esas son las historias de Hollywood, las historias de Broadway y las historias que nos emocionan. Incluso, son las historias que diferencian recibir un trabajo o no en sectores como el periodismo. Es mejor tener a alguien que puede ser brillante uno de cada diez días, que tener a alguien que va a ser bueno/estandar durante esos 10 días o eso es lo que se cree. Joe Namath es un HOF precisamente por eso, por su día bueno y por su increíble historia como icono pop. No obstante, es evidente que muchos de su generación eran mejores al final de su carrera (y sin lugar a duda, mejores profesionales).

Quizás se deba valorar más el éxito sostenido, o al menos el cumplir bien tu trabajo de forma constante. Pero en el mundo del deporte existe un ganador, el siguiente es el primero de los perdedores como decía Ayrton Senna. Este mundo es cruel y posiblemente sea injusto como ya dije la semana pasada con los entrenadores. Pero la realidad es que gente como Joe Namath es lo que ha provocado (en parte, claro) que actualmente la NFL sea lo que es. Igualmente la guerra Lauda-Hunt llevó la F1 a otro nivel o los highlights de Chocolate Blanco Williams emocionaron a toda una camada de nuevos fans a la NBA. Y aún así, al final los que hacen que la liga sea interesante es que el resto sean capaces de mantener ese nivel durante su carrera. La valoración de los genios, los héroes y los más inteligentes tiene mucho más que ver con el resto, con la capacidad que tiene la mayoría para poder hacer su trabajo a un alto nivel durante mucho tiempo. Broadway Joe siempre estará en nuestros corazones y su busto en Canton pero su historia solo es la demostración de que preferimos un 10 en un momento concreto a alguien que ha sido constantemente efectivo aunque nunca haya sido el mejor del mundo.

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