Tanking. Esa palabra que ningún seguidor de cualquier deporte norteamericano quiero escuchar entorno a su equipo. Esa palabra que solo connota aspectos negativos y que nada bueno gira a su alrededor. Esa palabra que cada vez está más de moda y que ha llegado para quedarse, ya no hay vuelta atrás. Esa palabra cuyos significados no son otros que deshonra, infamia, vergüenza, indignidad, ignominia, escándalo y desazón. Esa palabra a la que había sido esquiva la NFL, pero en la que desgraciadamente ha caído sin más remedio que la resignación para todos los que amamos esta competición.

Los Miami Dolphins están protagonizando el que para mí es uno de los mayores escándalos del fútbol americano moderno. La manera en la que están tankeando es tan descarada que no entiendo como no se les cae la cara de vergüenza a todos los agentes involucrados en tal despropósito. La franquicia floridana se ha puesto el mundo por montera, se ha atado una venda en los ojos y se ha sumergido en una competición contra si misma en la que lucha cada día por superar la ridiculez del día anterior.

Recogiendo el modelo de los Browns de Sashi se han empeñado en llevarlo hasta el extremo con el objetivo de…mmm, en realidad no se muy bien cual es el objetivo. Quiero imaginarme que es llegar a ser algún día, más pronto que tarde, un equipo ganador. Digo yo que al tratarse de una entidad deportiva este deber ser su fin, pero sinceramente cuesta imaginarse que de verdad esto es lo que quieren las cabezas pensantes de los Dolphins.

Este modelo de reconstrucción es tremendamente peligroso para todas las partes que involucradas directa o indirectamente y el mayor de los riesgos es que puede convertirse en un proceso eterno y perenne, que lleve al equipo a estar sumido en la mayor de las mediocridades durante mucho tiempo, sin la capacidad suficiente para asomar si quiera la cabeza. La cabeza digo yo, ni el rabillo del ojo.

Este bochornoso sentimiento de no querer competir es la antítesis de lo que engloba la palabra DEPORTE. Me pregunto que pensará cada uno de los responsables de este atentado al momento de irse a dormir o simplemente en su día a día. ¿Se sentirán figuras de relevancia dentro una organización deportiva? ¿Se creerán el cuento de que algún día van a ganar? ¿Se imaginarán a si mismos en un futuro en el que todo el mundo los señale como auténticos genios? Si esto es así, os pido que me ayudéis a averiguar cual es el nuevo psicotrópico que está desfilando por las calles de Miami.

El método de llenarse los bolsillos con picks del draft no es algo nuevo, es más, no es algo de este siglo. El mismo Vince Lombardi fue el promotor de esta estrategia o Jimmy Johnson también fue otro personaje que hizo efectiva esta propuesta, pero nunca sin llegar tan lejos. De hecho, los propios Patriots y Seahawks que todos conocemos cada año tienen una remesa abundante de elecciones que les facilita la búsqueda de nuevos talentos, pero sus estrategias y la forma con la que la llevan a cabo distan mucho de lo que está sucediendo en los Dolphins. Estos conjuntos miran hacia arriba desde una base ya establecida. Crecen a partir de unos cimientos totalmente formados a partir de los cuales lo que buscan es la mejora continua y la utópica perfección.

Miami en cambio lo está haciendo desde la nada. Su punto de partida es el vacío. Es como si un ingeniero quisiera construir un puente o un rascacielos apoyando la estructura en el aire. Y ellos mismos se están encargando de que sea así, ya que se están ocupando de desprenderse del poco talento con el que contaban cuando comenzó el último training camp.

Nueve son los picks de primera y segunda ronda que llevan acumulaos hasta el momento para los dos próximos drafts. ¿Os imagináis a todos esos pipiolos aterrizando en la NFL en un equipo en el que no haya un bloque de jugadores referencial? ¿En el que no haya ni un solo capitán o guía que les ayude a dar sus primeros pasos como profesionales? Eso puede ser un descalzaperros. Si ya es complicado acertar a la hora de elegir un prospecto colegial más difícil es hacerlo cuando el contexto en el que se encuentra una franquicia es el de un circo.

Chris Grier nunca entendió que el hecho de que las elecciones se te caigan de las manos no es sinónimo de éxito y encima se está empeñando en hacerlo aún más difícil. Cuesta entender porque jugadores como Laremy Tunsil o Minkah Fitzpatrick ya no tenían lugar en su equipo. Nombres que él mismo había drafteado y que entendemos que a día de hoy considera un fracaso. Porque esto es lo único que saco en claro de haberlos intercambiado recientemente o si no, ¿para qué quiere rondas del draft a cambio de buenos y consagrados jugadores? Claramente Grier no comparte esta última afirmación y lo único que transmite con estos movimientos es que considera estas elecciones un fiasco rotundo. Y ojo que esto no va a quedar aquí: Xavien Howard y Kenyan Drake son los próximos señalados.

Algunos pensaréis que el motivo de deshacerse del poco talento con el que cuentan los Dolphins es evitar millonarias renovaciones y abrir espacio salarial, juntar una ingente cantidad de dinero y con eso afrontar la contratación de estrellas de relumbrón. Suerte con esta misión!!! Seguramente caiga algún que otro segundón, pero me cuesta imaginarme que los grandes agentes libren quieran ir a un sitio donde la palabra victoria no existe en su diccionario.

El escenario entonces a partir de 2020 y sobretodo de 2021 sería un roster formado por decenas de jugadores que acaban de aterrizar en la liga y algún que otro veterano más interesado en llevarse la panoja que en luchar por algo importante. Todo ello dirigido por un Brian Flores del que nadie conoce su capacidad real para ser entrenador en jefe en esta liga. Nunca una fórmula de éxito aunó tantas incógnitas.

Y es que a día de hoy no se que pinta Flores en todo este panorama. Si conocía las intenciones de la franquicia cuando firmó, mal. No entiendo como se prestó a tal esperpento. Y si no las conocía y está consintiendo todos y cada uno de los movimientos sin poner el grito en el cielo, peor. Es más, de ser cierta la segunda de las suposiciones lo que debería hacer en este mismo momento es empacar sus pertenencias, acercarse al primer mostrador que vea en el aeropuerto de Miami y alejarse lo más que pueda. Y si por el camino se encuentra por casualidad New England, que se quede ahí, que es lo que tenía que haber hecho desde el primer momento.

Y no solo Flores tendría que tomar las de Villadiego, sino que el resto del staff técnico y la misma plantilla deberían echar a correr sin mirar atrás. No me extraña que hayan salido reportes indicando que todo el mundo está pidiendo el traspaso, ya que a nadie le hace bien formar parte de esta atrocidad. Cuanto más lejos mejor y aunque sueno duro y feo decirlo entendería que algún jugador se plantara y se negara a jugar hasta que no sea o traspasado o cortado. Este hecho no debería influir en el resto de la liga a la hora de plantearse la posible contratación de alguien así. Al contrario, debería ser un punto a favor dentro de todos los pros y contras que una franquicia analiza.

Perder por perder. Esto es lo que está haciendo el equipo del sur de Florida. Claro que cada domingo hay 53 jugadores que se enfundan el clásico uniforme, pero todos sabemos que ganar un solo partido ya sería una de las mayores sorpresas de la temporada. La diferencia de -92 puntos acumulada en los dos primeros envites, tras el 59-10 frente a Ravens y el 43-0 contra Patriots, es la mayor en la historia de la era Super Bowl. Lo peor de todo es que esto no se va a quedar aquí y la sangría va a continuar semana tras semana.

Se de sobra que actualmente este comportamiento es totalmente lícito y que la liga no puede aplicar ningún tipo de sanción. No hay ninguna norma que lo prohíba y Miami está en todo su derecho de jugar a ser el patito feo de la liga, pero Goodell y la Asociación de Jugadores deberían poner cartas en el asunto y ser uno de los temas a tratar durante la negociación del próximo convenio. Los Dolphins salen a perer, así de simple. Jugar contra ellos significa sumar automáticamente una victoria más en tu casillero y un hecho de tal magnitud no debería permitirse. Es una realidad que los Dolphins están adulterando nuestra amada NFL.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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