Este domingo me fui a dormir con la sensación de haber vivido una de las jornadas más pobres en mucho tiempo en términos de calidad de juego. Es indudable que la pandemia esta golpeando duro a todos los niveles, empezando por el reagendamiento de encuentros todas las semanas y terminando con la preparación de los propios equipos y jugadores.

Ya no se trata únicamente de un mal acondicionamiento por culpa de la ausencia de una pretemporada en condiciones sino que la planificación semanal de cada conjunto se está viendo alterada: cancelación de entrenamientos presenciales, cierres de instalaciones, cambios constantes en el roster, modificación de los viajes. Un sinfín de situaciones que están incidiendo indirectamente en lo que vemos sobre los distintos emparrillados.

Sin duda son las unidades defensivas las que más están sufriendo en sus propias carnes todas estas cirncunstancias extraordinarias, lo que sumado a la tendencia arbitral de pitar menos holdings ofensivos y más pass interference defensivos (aquí el enlace a un artículo de ESPN donde pone de manifiesto está realidad), provoca que cada domingo nos encontremos múltiples marcadores elevádisimos. De hecho, hasta el momento la temporada 2020 esta siendo la más anatodora de la historia. 

Es por ello que los equipos que antes consigan hacer funcionar sus defensas estarán en muy buena posición no solo de tener un papel importante en Regular Season sino que también podrán soñar con alcanzar cotas elevadas duante esta campaña tan extraña. Hasta el momento y bajo mi punto de vista son tres las defensivas que están destacando muy por encima del resto y que están llevando en volandas a sus respectivos conjuntos: Steelers, Buccaneers y Bears.

EL MURO DE ACERO

Exhibición la que nos ofreció una defensa de Pittsburgh que a día de hoy es la más dominante de la competición a todos los niveles y que hasta el momento está llevando en volandas a un equipo que no solo se mantiene invicto sino que da la sensación de ser prácticmante intocable. El front seven maniató a una línea ofensiva que se había erigido como la principal responsable del dulce momento que estaba atravesando el ataque de los Cleveland Browns.

El espectacular juego de carrera de los de Ohio, que hasta la fecha promediaba la friolera de 188 yardas por partido, se vio reducido a cenizas después de sumar únicamente 75. Kareem Hunt fue maltratado una y otra vez por los Cameron Hayward, Stephon Tuitt, T.J. Watt y compañía. Impenetrables tanto en carreras de fuerza por dentro como en esquemas zonales por fuera.

Desactivaron el play action que tan bien le estaba funcionando a Stefanski y obligaron a que Baker Mayfield tuviera que arriesgar más de lo necesario, obteniendo los resultados esperados cuando esto ocurre. La OL se vio superada una y otra vez en situaciones de pass protection, incapaz de darle un respiro a su quarterback y siendo triturada por un front de Steelers que colapsaba el pocket en cada jugada. Ya habíamos advertido que los Steelers son la defensa que más se lanza al blitz y que si la OL de Browns no era capaz de minimizar daños, Mayfield tendría por delante una tarde muy larga. Dicho y hecho, apareció la versión errática del quarterback, quien estuvo perdido de inicio a fin y sin saber muy bien qué hacer.

Este dominio del front acerero permite que la secundaria sea capaz de producir big plays de forma muy recurrente (dos intercepciones este domingo) que además sirven para darle al ataque posiciones de campo muy favorables. Es verdad que la ofensiva está siendo muy efectiva y que Big Ben cada semana se ve mejor pero a su favor tienen el hecho de que no necesitan para nada forzar la máquina. Todo está saliendo a pedir de boca en un conjunto que a día de hoy no muestra fisura alguna y que se postula como uno de los candidatos principales a asaltar la Conferencia Americana 

Sin embargo, entre tantas buenas noticias aparece un pequeño nubarrón que podría significar un leve descenso en este excelso nivel de juego mostrado hasta ahora por la defensiva. El linebacker titular Devin Bush causará baja para todo el año tras la lesión sufrida este domingo en su rodilla y aunque el equipo cuenta con piezas fiables que le pueden substituir, como Vince Williams y Robert Spillane, ninguna alcanza el nivel que ofrecía el ex jugador de la universidad de Michigan.

BOWLES DESATADO

Tom Brady, Bruce Arians, Rob Gronkowski, Mike Evans, Leo Fournette. Varios de los nombres que en principio iban a acaparar los focos durante esta temporada de los Tampa Bay Buccaneers. Todos ellos parte del que se suponía que sería un ataque brillante, llamado a ser el faro de un equipo cuyo objetivo no es otro que hacerse con el anillo de campeón. Pues bien, resulta que es la defensa quien está abanderando este inicio tan prometedor de la franquicia de Florida.

Esta semana tuvieron una actuación muy similar a la ya comentada de los Steelers. El front seven pasó por encima de una de las líneas ofensivas más poderosas de la actualidad, como es la de Green Bay Packers, haciéndola ver muy poquita cosa. También a través de numerosos blitz, y tras los dos primeros drives en los que sí fue superado, este F7 residió de manera constante en el pocket rival, haciendo parecer humano al mismísimo Aaron Rodgers, quien sin duda vivió una de sus tardes más difíciles como profesional.

Comandados por la mejor pareja de linebackers de la liga, la formada por Devin White y Lavonte David, borraron esa sonrisa picarona que suele acompañar al QB de Packers y le hicieron completar una de sus peores actuaciones de siempre, marcada por dos intercepciones practicamente seguidas, una de ellas retornada para touchdown, que significaron el inicio de lo que terminaría siendo una paliza.

Desactivaron también al siempre peligroso backfield quesero, impidiéndole correr con facilidad y anulando la amenaza que supone el Aaron Jones. Green Bay llegaba al Raymond James Stadium como la mejor ofensiva del primer tramo de la temporada y se fue apaleada en todos los sentidos. Bowles le dio un baño de realidad a LaFleur y se vuelve a reivindicar de nuevo como una de las mejores mentes defensivas de la última década. Tiene las piezas perfectas para hacer funcionar sus siempre agresivos planes de juego y lo más asombroso es que la secundaria, unidad que para la gran mayoría de aficionados y analistas era poco menos que mediocre, se está destapando como una de las grandes sorpresas positivas del 2020. 

BEARS 2018

Lo comentaba durante los últimos días: Chicago Bears está cogiendo un aroma al equipo de 2018 que huele a leguas de distancia. En los últimos tres envites han dejado a sus rivales en 19, 19 y 16 puntos, siendo estos los Colts, los propios Buccaneers y los Panthers, es decir, tres ataques por encima de la media. Aunque más alla de cualquier dato o estadística, lo llamativo de verdad es la superioridad mostrada en cada uno de estos tres encuentros, en los que se han impuesto claramente a sus contrincantes gracias al poderío mostrado en defensa. 

Khalil Mack y el pass rush andaban hibernando y para alegría de la fan base de Bears han despertado de manera apabullante. Una vez que la línea vuelve a rendir a un altísimo nível el resto de unidades, las cuales ya se mostraban realmente fuerte, han ascendido a la siguiente dimensión. A destacar un Roquan Smith que está dando muestras de que puede ser ese gran linebacker que tanto ansían en la Ciudad del Viento pero sobretodo un cuerpo de cornerbacks que es una auténtica delicia. Kyle Fuller está al nivel de los mejores esquineros de la competición, el rookie Jaylon Johnson se está mostrando tremendamente fiable desde el primer día y Buster Skrine es un complemento de lujo para la pareja titular.

Si bien es cierto que el actual grupo se va acercando al que asombró hace un par de temporadas, aún no han mostrado esa hegomonía que les impulsó hasta la postemporada, ya que es una defensa que permite más yardas que su predecesora. Sin embargo, se muestran intratables una vez que el campo se acorta y no existen tantos espacios. La superiordad defensiva en redzone es abrumadora, factor que pusieron de manifiesto una vez más contra unos Carolina Panthers que además se muestran duditativos ante este tipo de instancias, y hecho que les permite manener tanteos de muy baja anotación en los que un par de destellos del ataque resultan suficientes para alcanzar el triunfo.

La difrencia que mantienen con los dos conjuntos citados anteriormente, Steelers y Buccanneers, es que el ataque de Bears sigue siendo muy malo. Foles no ha sido factor y la imagen no ha cambiado un ápice de lo que veíamos con Trubisky. Esta cirncunstancia se traduce en que van a necesitar no solo que la defensa siga jugando como hasta ahora, sino que incluso mejore y aporte con anotaciones defensivas en partidos que sean muy cerrados. 

En todo caso, es momento de aplaudir el trabajo que ha llevado a cabo hasta ahora Chuck Pagano, coordinador que está respondiendo a la confianza tanto de la franquicia como de los seguidores, y quien está siendo capaz de infundir a los suyos con el mismo espíritu ganador de los grandes equipos de una franquicia históricamente labrada a partir de la defensa. Ahora solo falta que acompañe un poco más la ofensiva para convertirse definitivamente en un conjunto temible y con aspiraciones de verdad a conseguir algo grande.

Y ADEMÁS…

SUENAN LAS ALARMAS EN FOXBORO

New England ha sido posiblemente el equipo más golpeado por la pandemia. Primero porque presenta el mayor número de jugadores que se acogieron a la option out que les permite no jugar este año y segundo porque los contagios sufridos durante las últimas dos semanas les ha impedido apenas trabajar y entrenar de manera conjunta. Así se explica la malísima imagen ofrecida frente a unos Denver Broncos que a poco que hubieran estado un poco más acertados en zona roja y que supieran manejar ligeramente mejor los finales de partido, hubieran ganado con muchísima más facilidad y sin pasar los apuros a los que ya están acostumbrados.

En defensa New England más o menos aguantó el tipo pero en ataque volvieron a ser terribles. Línea ofensiva totalmente superada, sin amenaza terrestre más allá de Cam Newton y con un juego de pase inoperante tanto porque el propio quarterback se mostró muy limitado como porque el cuerpo de receptores continúa siendo una calamidad. 

Se confirma el peor arranque de Patriots desde 2001 y es primordial que el Covid les de un mínimo de respiro para poder preparar con las dedicación necesaria los próximos partidos, porque de lo contrario es muy posible que el dichoso virus se lleve por delante a un equipo que hace veinte días tenía una pinta maravillosa. Aún hay tiempo de reacción, pero aunque sea de fondo es momento de hacer sonar las alarmas en New England.

WATSON SONRÍE A MEDIAS

Se confirma que el despido de Bill O’Brien ha supuesto una renovación casi instantánea de lo que venía siendo el ataque de los Houston Texans. A falta de apuntalar la línea ofensiva, los receptores comienzan a brillar, David Johnson está más involucrado, Darren Fells de nuevo es factor y sobretodo Watson vuelve a sentirse con la confianza necesaria para encarar cualquier tipo de reto. 

El problema para el conjunto tejano reside ahora en una defensa que no es capaz de detener a nadie. Vale que este domiengo tuvieron enfrente a una máquina de asfaltar como es Derrick Henry, pero no fueron pocas las ocasiones en las que el running back no se encontraba con absolutmente nadie en su camino. El agujero en la línea cada día es más grande y los linebackers aún no se han presentado aesta temporada. Zach Cunningham y su renovación es el último gran regalo que dejó O’Brien antes de su adiós. Que horror el año que está haciendo el linebacker.

COUSINS EN LA CUERDA FLOJA

La temporada de los Vikings está siendo un golpe de realidad en lo relativo a la posición de quarterback. Kirk Cousins siempre ha sido un quarterback del montón. Puede jugar bien cuando todo va sobre ruedas pero es un desastre ante situaciones adversas. Ni la ausencia de Cook ni el mal juego de la linea ofensiva son excusas, el año del quarterback es un desastre y su partido de este domingo el colofón a un primer mes y medio de competición para el olvido.

Si su imagen no cambia sustancialmente en las próximas semanas, el mariscal podría estar viviendo sus últimos días como titular en este equipo. Su contrato hace que sea imposible una eventual salida durante la próxima offesason, a no ser que algún equipo se atreva con un trade (hola San Francisco), pero no es para nada descartable que busquen otro mariscal de futuro en el próximo draft. No hay manera racional de explicar que Minesota apenas sumara nueve puntos a falta de cuatro minutos para el final ante una de las peores defensas de lo que llevamos de temporada.

SHANAHAN RESPIRA

Encuentro muy mal jugado tanto de Niners como de Rams pero que al menos sirve para que Shanahan y su equipo respiren durante una semana más. La buena noticia es que la línea ofensiva no se pareció en nada a la de las últimas semanas, se impuso al front de Rams, Aaron Donald incluido, y le permitiron a Garoppolo tener mucho más tiempo para lanzar.

Además, el juego de carrera y la defensa se parecieron un poquito más a los del año pasado, lo que permite ilusionarse cuando parece además que poco a poco van recuperando efectivos, especialmente en la parcela defensiva. De todas formas, tuvieron que haber rematado antes un encuentro que de no ser por un drop inexplicable de Cooper Kupp en la endzone podía haber llegado empatado a los últimos instante. 

No obstante, una victoria más en su casillero y una victoria que además de mantenerles con las opciones intactas para luchar por una plaza de Wild Card mientras los Seahawks se muestren intrabable, les da la confianza necesaria para afrontrar el tramo decisivo que determinará sus verdadera opciones para 2020. 

La semana que viene más y mejor.

Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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