Muchos lo avisaron antes de que se diera el pistoletazo de salida a la Regular Season: ojo que a los Rams les puede pasar factura la dolorosa derrota que sufrieron en la Super Bowl y pueden experimentar una fuerte caída. Dicho y hecho. Aunque personalmente no creo que aquel partido contra Patriots tenga mucho que ver en el estado de forma actual, los números están ahí. Si bien es cierto que Belichick enseñó el camino para frenar a la ofensiva de McVay y a buen seguro el resto de rivales han tomado buena nota, los problemas en el conjunto californiano son mucho más profundos que el daño psicológico que les haya podido quedar de aquella instancia y al que muchos hacen referencia.

Dado el nivel que está mostrando la NFC en general y la división Oeste en particular, es razonable afirmar que la temporada se les ha puesto cuesta arriba. Durante los dos primeros años de McVay al frente, el equipo había gozado de unos meses de septiembre a diciembre bastante plácidos, en los que su mayor preocupación era la pelea por el bye, por lo que el momento se vuelve más crítico ya que está por ver la capacidad de reacción que tiene tanto el joven entrenador como sus jugadores.

En las siguientes líneas voy a tratar de esclarecer cuales son las causas que han llevado a los Rams y en especial a su ataque a este comienzo de campaña tan dubitativo, causas que podrían ser muy obvias a simple vista, pero en las que en realidad hay mucho más trasfondo y un análisis no tan simplista como se trata de vender. Tengo la sensación de que prácticamente toda la mierda, y disculpen la palabra, va en la misma dirección, cuando en realidad son múltiples variables las que han causado todo este desaguisado.

JARED GOFF

Voy a romper una lanza en favor del mariscal. Hay demasiado gente que en su día le tildó de fracaso absoluto y que por el simple hecho de sacar pecho les falta tiempo pare destacar cualquier mala acción que ejecute, saliendo por su puesto con el famoso “yo ya lo avisé”. A Goff siempre le va a acompañar la etiqueta de número 1 del draft, subiendo además a por él, hecho que implica una análisis exhaustivo y continuo alrededor de su juego.

Por supuesto no voy a negar que el quarterback ha tenido alguna actuación floja durante estas primeras semanas de competición. En algunos momentos de determinados partidos se le ha visto superado, tomando decisiones erráticas impropias de un jugador de su categoría. Esto es un hecho, al igual que también ha tenido momentos muy buenos y algunos brillantes como por ejemplo el encuentro del pasado jueves frente a Seahawks.

Centrándonos en esos momentos grises, cabe señalar que estamos viendo lanzamientos incompletos de los que acostumbra en situaciones cuyos receptores están abiertos. Especialmente ha sucedido en pases profundos que por lo general han terminado siendo overthrows. Debe mejorar la precisión en este tipo de situaciones puesto que esta es un arma que ha marcado bastante la ofensiva de McVay y un apartado en el que Goff ha destacado durante las dos últimas campañas.

Otro aspecto negativo ha sido la inconsistencia que ha mostrado para leer defensas. En todos los partidos nos deja alguna jugada en la que se traga una cobertura o, mejor dicho, en la que simplemente deja de ver a un defensor que se sitúa entre él y el objetivo de su lanzamiento. Esto me parece más preocupante que el dejarse algún que otro pase, pero nada que no pueda subsanar. De hecho, durante el último partido sus lecturas y decisiones fueron prácticamente impecables y en todo momento supo detectar la mejor opción de pase.

Dicho esto, las dificultades que puede estar atravesando Goff, los cuales para mí son el mal menor de todo el equipo, son en cierta forma consecuencia directa de una serie de inconvenientes muchísimo más graves y perjudiciales para las aspiraciones del conjunto, los cuales por otro lado y a diferencia de lo que ocurre con el QB sí son mucho más complicados de arreglar.

EL JUEGO DE CARRERA – GURLEY

Podría parecer que es algo que va de la mano y aunque en cierta forma es así, son factores que podemos separar. La amenaza terrestre que supone la ofensiva de McVay no se ha esfumado. Todos sabemos el roto que ha hecho a la liga durante los dos últimos años con sus formaciones en personal 11 (1RB + 1TE) y su capacidad para generar carreras zonales, en la mayoría de los casos exteriores, en las que se abren verdaderas autopistas para los corredores. Pues bien, esto sigue existiendo e incluso se está empezando a ver nuevas situaciones de éxito en las que ahora usa dos tight ends (Higbee y Everett).

El head coach es un genio en este apartado y la tan famosa estadística avanzada le respalda. Los datos objetivos continúan alzando la amenaza terrestre de Rams como una de las más potentes de la liga y actualmente ocupa el puesto 6 en los rankings de Football Outsiders. Sin embargo, si nos remitimos al duro dato de las yardas por intento vemos con la ofensiva desciende hasta el puesto 16 con unas más que justas 4,2 yardas por acarreo, número bastante inferior si lo comparamos con las 4,9 que tenía en 2018 (top-3).

Y aquí es donde entra Gurley. Es evidente que la estrella angelina no es el mismo jugador que antes de sus problemas de rodilla y basta con verle un par de drives para comprobar que ha perdido aceleración, potencia y agilidad a la hora de cortar. Por supuesto que todavía es un buen jugador, pero está lejos de ser el running back élite y diferencial al que estábamos acostumbrados. Nos hemos cansado de leer y escuchar que la posición de corredor no es importante. De hecho, hay quien dice que en un buen ataque puede correr cualquiera y que la diferencia entre un RB estrella y otro de nivel medio en términos de victorias es de solo una a lo largo de toda una temporada (WTF). Que le digan esto a McVay a ver si opina lo mismo. La cara de su ofensiva es completamente otra desde que Gurley arrastra molestias y el bajón ha estado latente desde las últimas instancias de la Regular Season 2018.

Además, está el hecho de salvaguardar el físico del jugador. Su participación dentro del emparrillado no ha disminuido considerablemente pero sí lo han hecho sus toques de balón. Tengo claro que el haberse puesto con marcadores muy desfavorables al inicio de algunos partidos ha influido en la decisión de McVay de dar la espalda al juego por tierra, pero mucho más tiene que ver el objetivo de llegar a final de temporada con un Gurley en el mejor estado de forma posible. El ejemplo claro lo tenemos en el RB como objetivo de Goff. La influencia del número 30 en este aspecto ha caído en picado y su participación en el juego aéreo ha pasado a ser testimonial. En lo que va de 2019 el corredor suma 68 yardas de recepción mientras que a estas mismas alturas en 2018 acumulaba 230 y en 2017 un total de 241, es decir, casi cuatro veces más.

Como podréis imaginar este factor influye negativamente en el mariscal, quien ha perdido al que era uno de sus objetivos más importantes, dejando de existir prácticamente el pase corto e intermedio que le daba Gurley. De la misma forma hemos perdido las famosas jugadas pantalla que McVay nos regalaba cada dos por tres y con ellas una importante versatilidad dentro del propio ataque.

LINEA OFENSIVA

Bajo mi punto de vista se ha tardado mucho en poner sobre la mesa los problemas que atraviesa esta unidad, los cuales en su mayoría vienen referidos al pass protection. Incluso aunque esta circunstancia se ha agravado peligrosamente durante los primeros compases de esta temporada, creo que es algo que empezó a aparecer a finales de 2018, siendo más evidente durante los playoffs. De hecho, me pareció surrealista que la propia NFL catalogara a la de Rams como la mejor OL del año pasado ya que si bien rayó a gran nivel me parece que hubo varias bastante por encima (véase Steelers, Saints o Colts).

Esos obstáculos que empezaron a asomar la cabeza durante el último mes de diciembre han crecido exponencialmente con la pérdida de dos de los titulares que disputaron la Superbowl. El center John Sullivan y el left guard Rodger Saffold han sido remplazados por Brian Allen y Joseph Noteboom, dos jugadores elegidos en el draft de 2018 en rondas intermedias y que de momento han demostrado estar muy verdes.

Toda esta combinación hace que la OL haya pasado de ser una de las unidades más eficientes a una de las más irregulares de toda la competición, posicionado muy abajo en los distintos rankings especializados. Goff es presionado en el 44% de las jugadas de pase, es decir, prácticamente una de cada dos veces que los Rams van por aire la línea ofensiva se hunde con la presión rival. Este número solo lo superan las OLs de Vikings, Texans y Giants, unidades que todo el mundo tenemos claro que son a todas luces horrendas.

Bajo estas circunstancias el juego clásico de Goff dentro del pocket se ve muy afectado. Apenas cuenta con tiempo para escanear el campo y dado que es un QB con no mucha movilidad y al que además le llega la presión por varios frente, resulta muy complicado encontrar una vía de escapatoria. Incluso esta eventualidad es algo directamente vinculado con el hecho de que Goff sea el quarterback con mayores pérdidas de balón con un total de diez (7 INT y 3 fumbles). Varios de estos turnovers han sido en gran parte por culpa del mal desempeño de la unidad ofensiva.

Hay algo de lo que no me quiero olvidar y que creo que es el punto definitivo en el resbalón sufrido por la ofensiva. Es por supuesto el play action, recurso que hasta ahora había sido santo y seña del ataque y que pasa por horas bajas. Goff ha pasado de jugar el play action en el 36% de las ocasiones al 26% o lo que es lo mismo, de ser el equipo que más usaba esta jugada a ocupar la posición número 12. ¿Y por qué McVay ha tomado esta decisión? Pues justamente por dos de los factores de los que hablaba más arriba: Gurley y la línea ofensiva. ¿Cómo es esto posible? Por un lado, las defensas contrarias y en especial los fronts seven no tienen tanto miedo al daño que les puede hacer el running back por lo que son más prudentes y no saltan con tanta frecuencia a la posible carrera. En segundo lugar, en la mayoría de las ocasiones que los Rams usan este engaño tratan de buscar un pase como mínimo al tercer nivel, es decir, el objetivo es hacer daño de verdad, encontrar el big play. Para conseguir esto Goff necesita tiempo y dado que la OL es propensa a no dárselo el play action ha perdido efectividad.

Así es como el vertiginoso ataque de McVay se ha transformado en algo mundano. Pero ojo, que con “tantos” problemas que arrastran se encuentran dentro del top 5 en ofensivas con más puntos y yardas de la liga. Ya querrían otros 27 conjuntos estar pasando por el bajón de juego que han experimentado los Rams. Salvo el tema de Gurley, del cual lloro, todo lo demás es subsanable y estoy convencido que irán hacia arriba con el paso de las semanas.

Ahora bien, donde de verdad tienen un hoyo es en la defensa, la verdadera culpable del récord actual del equipo. Están encajando casi 27 puntos por encuentro lo cual obliga a tu ataque a tener una actuación inmaculada. Creo que las miradas más críticas deberían dirigirse hacia esta unidad y por alusiones hacia Wade Phillips. Es intolerable que con la calidad que atesoran y contando con el mejor jugador defensivo ofrezcan una imagen tan pésima. Por aquí es por donde debe empezar el lavado de cara y cuidado, que como este no empiece esta misma semana, pueden perder el tren de la postemporada. El domingo se enfrentarán ante el peligroso ataque de los Niners. Duelo divisional contra el único invicto de la conferencia por lo que una derrota en Los Angeles podría ser casi mortal. Suenan las alarmas.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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