CHRISTOPHER HOLMES, @cholmess

Rodgers ha sido por años el modelo a seguir de la NFL, para varios el más talentoso. Ha entrado ya al debate como el mejor QB de la historia para algunos, aun cuando no le ha acompañado el éxito como a Brady. Un brazo privilegiado, movilidad sobre el promedio, un ratio TD/Int ridículamente alto y el mejor rating de la historia son alguno de los argumentos a favor, junto a muchos Hail Mary completados en su carrera.

El problema es que en los últimos 4 años algo no parece andar bien. El 2015 los Packers partieron 6-0 y parecían ir de favoritos a ir al Super Bowl. Terminaron 4-6 los últimos 10 partidos y perdieron en la ronda divisional. El año siguiente se recuperaron de un 4-6 inicial para llegar a la final de la AFC, donde quizás la única razón fue el juego de Rodgers. El 2017 terminó con un record de 4-3 y perdiéndose casi toda la temporada. El 2018 fue uno de los equipos más decepcionantes con un récord de 6-9-1, hasta perdiendo con los Cardinals en Lambeau. Sin contar el año 2015, el récord de Rodgers era de 77 ganados y 34 perdidos (67%), pero DESDE LA semana 7 del 2015 está 24-24-1. Algunos dirán que es cherry picking, pero 3 años y medio no es un tiempo menor.

Viendo las estadísticas, del 2011 al 2014 promedió casi 8.5 yardas por pase intentado, pero del 2015 al 2018 cae a 7.1, casi un 20% menos. El año pasado tuvo la menor cantidad de TD en su carrera desde su primer año como titular. Después de tener 6 años rating sobre 100 (¿suena ridícula, cierto?) ha tenido solo un año en esos números en los últimos cuatro.

Si bien el año pasado los números de Rodgers fueron bastante buenos (25 TD, 2 Int), el récord no los acompaño. Varios equipos con números inferiores hicieron más que los Packers con su mariscal franquicia. Y pese a llegar a las 4.500 yardas, no se tradujo en puntos. Terminaron en la mitad de la tabla con solo 23.6 puntos por partido. El 2017, en los partidos que jugó Rodgers, 24.4. Para los años 2015 y 2016 fue de 23 y 27 (4 lugar con 40 TD de Aaron Rodgers) respectivamente. En 3 de los últimos 4 años, los Packers han estado en la medianía de la tabla en puntos por partido. Podemos hablar todo lo que quieran de rating y TD, pero este juego se gana con puntos y han estado al debe. Para poner contexto, del 2011 al 2014 estuvieron dos veces en primer lugar, uno en 8 y otro en 4. Esa es la producción de élite que se espera de un mariscal estrella.

¿Ahora saldrán los defensores diciendo que han tenido una mala defensiva y todo eso, pero no es eso lo que se espera de un mariscal franquicia? ¿Que levante al equipo, tal como lo hizo Rodgers el 2016? Para el puesto de mariscal no hay excusa, pero para los seguidores de Rodgers están todas las posibles. Andrew Luck llevó a un equipo muerto de los Colts hasta una final de conferencia. Rodgers ha tenido todos los últimos años una línea ofensiva de elite y siempre ha tenido talento en el puesto de corredor y receptor. Aunque no los tuviera, no es excusa.

A todos les gusta ver los pases largos de Rodgers y las jugadas grandes, especialmente a él. El problema es que limita mucho la ofensiva y son jugadas de bajo porcentaje, además de exponerlo constantemente a lesiones. En los últimos dos años ha sufrido lesiones, jugando el 2018 limitado desde la semana 1. Uno ve a mariscales de élite como los Saints y los Patriots, no es tanta jugada grande. De hecho, los Pats rara vez están entre los líderes en jugadas grandes ofensivas, pero siempre logran estar entre los mejores en puntos por partido.

Rodgers es uno de los jugadores que tiene mayor presión esta temporada. Pocos dudan de que le hizo la cama a McCarthy y logró sacarlo antes de que terminara la temporada. Los rumores de una mala relación eran constantes y venían hace años. Muchos le echan la culpa a esa ofensiva del mal rendimiento y de que no funcionaba, pero el 2016 llegaron a la final de la NFC y con Rodgers tirando 40 TD. ¿Dónde estaban los que dudaban entonces? Desde entonces, Rodgers no alcanzó ni a terminar una temporada más con McCarthy por lesiones y el fin de su contrato. Con la llegada de Patrick Mahomes. Rodgers ha sido, temporalmente, destronado como el jugador más espectacular en su posición. Lo más que hemos leído en la temporada baja ha sido cuestionamientos al carácter de Rodgers como líder del equipo. Algunos por reportes, cada uno elige si cree o no, pero él mismo no ha ayudado a mejorar esa imagen. Desde hablar en público sobre no perder la opción del checkdown que no existe en la ofensiva de LaFleur, hasta ejercicios en pretemporada. Jamás he visto a Brady, P.Manning o Brees criticar o cuestionar su ofensiva de esa manera. Cuando hablamos de élite, ese es el grupo donde debería pertenecer. Algunos darán de contra ejemplo a Brett Favre, pero cuantos Super Bowl más hubieran ganado si Favre hubiera hecho más caso a sus entrenadores.

Había mucha expectativa de ver a Rodgers en la nueva ofensiva de Matt LaFleur, siendo solamente su segundo entrenador desde que es titular y es aprendiz de la ofensiva Shanahan. Va solamente un partido, pero no es lo que se esperaba. Hay algunas mejoras e innovaciones, pero, nuevamente, se trata de convertir puntos y tuvieron solamente 10. Es difícil el debut y más contra esa defensiva de Chicago, pero el tema es si Rodgers sigue en la élite o no.

Crédito todavía tiene, pero cada vez sale más competencia. Hoy en día, tengo, por lo menos, a Mahomes, Brady, Brees y Big Ben sobre Rodgers. Algunos cuestionarán a Big Ben, pero ha cargado por años con una defensiva penosa. ¿Está Rodgers fuera del top 5? Para mí, saldría de la élite de no estar en ese grupo. Si Luck no se hubiera retirado habría sido un candidato a pasarlo, Rivers es uno que está en la discusión. Con una temporada sano de Wentz, ¿quién sabe? Poco más atrás están los Ryan, Goff, Watson, entre otros. La carrera de Rodgers lo ayuda a estar todavía dentro de la élite, pero está peligrosamente cerca de salir y quizás por el resto de su carrera. Queda mucha temporada y espero que reboten, pero tienen que mostrar más que en su partido inaugural.

STÉFANO PRIETO, @Stefano_USA

Por supuesto que sigue siendo élite. De hecho, estoy convencido que continúa siendo el jugador más diferencial de la actualidad. Es verdad que podemos encontrar otros nombres (muy poquitos) que están a una altura muy similar, pero ni de lejos compro los argumentos que tratan de ningunear al quarterback más talentoso de lo que llevamos de siglo. Argumentos que lo único que buscan es llamar la atención, ganar clics, sumar seguidores y conseguir notoriedad.

Estos argumentos descansan fundamentalmente en dos aspectos, el estadístico y el comportamiento del propio mariscal. Aunque no se puede negar la mayor en ninguno de los dos casos, hay que ser justos y analizar todo el cuadro y dar contexto a la situación que ha pasado Rodgers estas últimas campañas. Vayamos por partes.

Los números de Rodgers han sido malos únicamente la campaña pasada. De hecho, no solo los números, sino que su juego fue el más pobre de toda su carrera. Pero os comparto una teoría (a lo mejor muy alocada, eso ya lo juzgáis vosotros) sobre el porqué de sus malas actuaciones. Tengo para mi que Rodgers estaba tan cansado y aburrido de jugar en una ofensiva más obsoleta que las monedas de diez pesos (que las pesetas en España xD) como la de Mike McCarthy, que de algún modo se autodestruyó llevándose por delante el bien del conjunto y por supuesto al head coach, fin último y fundamental. Rodgers estaba agotado de tener que ser él quien salvara el pellejo al bueno de McCarthy desde hacía más tiempo del que le gustaría a los aficionados queseros.

Antes de 2018 es indefendible la idea de que sus stats o su nivel de juego han sido malos. En 2017 se lesionó contra Vikings tras el fatídico golpe de Anthony Barr. Era la semana 6, acababa de comenzar el encuentro y los Packers llevaban un récord de 4-1, con un Aaron que empezó de menos a más la temporada y que llegaba desatado después de tres últimos partidos en los que había sumado un registro TD-INT de 10-1, con un rate de casi 120 puntos y dos remontadas incluidas. Memorable la que protagonizó en el AT&T de Dallas dando un auténtico recital.

Y qué os voy a contar del 2016. El año del “Run The Table”. El año de las seis victorias al hilo para lograr entrar en la postemporada. El año que lideró la visita a la Final de Conferencia de la NFC cuando nadie en noviembre creía en el equipo. El año que los Packers jugaron sin defensa (bueno, esto no fue solo ese año). En esas seis semanas, 15 touchdowns y ninguna intercepción, con un QB rating por encima de 120 y 71% de pases completados. Si contamos los 3 partidos de playoffs estos datos quedarían en 24-2, 115 y 68%, casi nada. Y para el recuerdo la actuación (una vez más) en Arlington para derrotar a los Cowboys en el Divisional, con aquel pase imposible a Cook.

Así que no vengáis con estadísticas, convencionales o modernas, simples o avanzadas. Rodgers no solo ha tenido excelentes números hasta el 2018 sino que su nivel ha sido excelso en todo momento, con una constancia habitual solo para los más grandes de siempre. Si queréis aprovechar dieciséis partidos para generalizar casi un lustro siento ser yo el que os informe que tenéis una venda en los ojos.

Respecto a su conducta he de reconocer que yo he sido el primero en criticar varios de sus comportamientos cuando se lo ha merecido. Hay situaciones en las que se enciende demasiado, pero Rodgers siempre ha sido de sangre caliente. Lo que sucede es que este semblante toma mucha más relevancia cuando las cosas empiezan a ir mal.

No creo que sea un mal compañero (ni caso a las constantes declaraciones de un Greg Jennings que salió por la puerta de atrás superado por receptores más jóvenes) y mucho menos que no sea un líder nato tanto en el vestuario como dentro del campo. Son bastantes los compañeros y ex que hablan muy bien de la figura del quarterback en torno al grupo y no son pocos los años que se ha echado el equipo a la espalda a pesar incluso de estar lesionado. Lo fácil hubiera sido borrarse, mirar para otro lado, preservar su salud y dejar que el resto tirara del carro. Pero no, hemos visto a Rodgers andar literalmente cojo dentro de un emparrillado e incluso retirarse a los vestidores y regresar sin tener apenas movilidad para soltar pases ganadores.

Todos deberíamos saber que en estos tiempos que corren abunda el periodismo amarillista. Ese que solo busca el titular fácil y exagerado, que vive pendiente de encontrar la fisura por la que tirar mierda hacia un objetivo seleccionado con artimaña. Podríamos reprochar a Aaron que no se cuida de este tipo de periodismo y que debería ser más sutil a la hora de hacer declaraciones pero oye, ¿no nos quejamos también de todos los deportistas y celebridades cuyo discurso es automático? Aprovechemos (siempre de manera sana) la sinceridad y la no hipocresía de una figura de tal calibre.

Tanto lo estrictamente relacionado con el juego como lo extradeportivo se ha visto magnificado desde hace doce meses por el mal resultado de los Packers. La mierda ha ido toda en la misma dirección y resulta hasta tierno ver cómo es ahora cuando aparecen hasta debajo de las piedras expertos que advierten que el quarterback está sobrevalorado. Es muy conmovedor el oportunismo con el que se deleitan únicamente por el afán de poder levantar el dedo algún día y gritar: yo fui el primero en avisarlo (echen la mirada atrás y encontrarán una situación similar en torno a Brady).

A todos ellos les doy una recomendación: vayan preparando víveres, empacando sus pertenecías y despidiéndose de amigos y familiares. Y háganlo rápido, no esperen al último momento, de verdad, no quieran jugar con eso. Atinen y no se queden sin su plaza porque les aseguro que no van a encontrar cuevas suficientes donde esconderse todos. Aaron va a volver y lo va a hacer a lo grande. Sean pacientes, denle 4-5 semanas (la pretemporada que ya no existe) para que encuentre la sintonía con LaFleur y el nuevo ataque. Pero pasado ese tiempo les aseguro que tendremos al quarterback que todos conocemos, que no es otro que el mejor que ha pisado un campo de fútbol americano durante la última década y muy posiblemente durante el siglo XXI.

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