Cuatro ligas profesionales después, Trent Richardson sigue en su particular batalla por volver a la NFL.

Es complicado oír el término bust y olvidarse de Trent Richardson. Posiblemente el jugador universitario más espectacular de los últimos años, potente y con una capacidad de correr extraordinaria, fue elegido merecidamente con el número 3 del draft de 2012. Su primera temporada en la NFL, en Cleveland, fue una verdadera exageración, con casi 1000 yardas y la sensación de que podía con cualquiera. Tres años después, Trent estaba fuera de la liga pero ayer volvió a ser noticia. Y es que han pasado ya 7 años desde que debutó como profesional, pero Trent Richardson no se rinde.

El héroe en Alabama

Conozcan el miedo. Mark Ingram y Trent Richardson celebrando un TD en el FBS Championship Game de 2009 (Photo by Jeff Gross/Getty Images)

Nacido en Florida, Trent Richardson tuvo desde pequeño un don para el fútbol americano. El pequeño empezó como RB y con solo 18 años ya había corrido en una temporada para 2100 yardas. Número 1/2 (por detrás de Bryce Brown) de RB de todo el país, quinto más rápido en los 100 metros del estado de Florida con su edad y una valoración de cinco estrellas de todas y cada una de las webs que analizan a chicos de high school. Todas las universidades grandes le ofrecieron una beca y el jugador decidió ir a Alabama, la universidad que crearía una dinastía con él como primer héroe.

Y es que Richardson ya estaba dentro del equipo en su año freshman (primer año). Esto resulta curioso si recordemos que dentro de ese backfield también estaba Mark Ingram, otro de los mejores RB de todo el college. En este primer año no solo consiguió ser parte del equipo de Freshmans de su conferencia si no que Alabama logró ganar la NCAA por primera vez en este siglo. En la final frente a los Texas Longhorns, Richardson tuvo más de 100 yardas y dos TDs, vistiendose por primera vez en su carrera de héroe. Estamos hablando de que un chico de 19 años había sido un puntal clave para que Alabama y Nick Saban arrancasen su era de dominación en el fútbol universitario, algo que dura ya por más de una década.

Con esto solo, Richardson ya tenía asegurado un papel en una gran historia, pero el jugador no paró ahí. Tras otro año compartiendo backfield y números con Mark Ingram, 2011 fue la temporada donde todos los aficionados del fútbol americano giraron la cabeza y miraron a Alabama. Antes de entrar en detalles, lo único que no ganó esa temporada fue el Heisman Trophy (otorgado al mejor jugador universitario del año) y lo perdió frente a Andrew Luck y Robert Griffin III. Pero en él campo fue sencillamente monstruoso. 9 partidos de más de 100 yardas de carrera, 6 de ellos de forma consecutiva. 7 partidos con 2 o más TD y frente a Ole Miss logró 4. En la Iron Bowl llegó a las 203 yardas de carrera, su mejor marca personal. ¿En total? 1679 yardas de carrera, más de 2000 en total y 24 TDs, empatado dentro de su conferencia (SEC) con la mejor marca de la historia, de Shaun Alexander.

Pero no todo son los números individuales, Alabama ese año sufriría una derrota frente a LSU en temporada regular. La única forma de responder a ello fue en el BCS National Championship, donde ambos equipos se volverían a ver las caras. El resultado fue una victoria de los Crimson Tide y el segundo campeonato en manos de Saban-Richardson. El jugador tenía un año más de elegibilidad pero decidió marcharse a la NFL presentándose al draft. Lo que pocos veían era como Nick Saban había usado sus habilidades de entrenador para que no se viesen los defectos del jugador.

Porque estos fallos son evidentes ahora pero nadie consideraba un reach (elegir a un jugador por encima de su valor en el draft) a Trent Richardson. Richardson era un jugador físico, que podía superar casi cualquier placaje y con una velocidad inigualable. Esto le convertía en una verdadera bestia, no le alcanzaban las defensas y si le alcanzaban, Richardson los tiraría al suelo. En campo abierto una máquina, capacidad de conseguir corto yardaje y además buenas manos como receptor. Todo esto llevó a Cleveland Browns a no tener dudas. Richardson en el 3 a pesar de que para ello tuvieran que subir. Si no hubiesen sido ellos, alguien (Tampa o St Louis) habría hecho el mismo trade con Minnesota.

¿Pero no es un RB NFL?

Esta clase de memes perseguirían a Trent Richardson durante el futuro por razones obvias.

Y de Trent, el héroe, Richardson pasamos a Trent, The Bust, Richardson. Antes de ser drafteado en el número 3 del draft, fue operado de la rodilla, algo que le impidió estar en Preseason pero eso no provocó problemas ese año. Su temporada rookie fue la continuación de lo que ya habíamos visto, 900 yardas de carrera, 300 de receptor y en general buenas sensaciones. Sus propios compañeros le eligieron el jugador 71 de toda la NFL para la temporada siguiente. Nunca volvería a estar en esta lista, a acercarse a ella o siquiera a completar una temporada completa como titular indiscutible.

Ningún experto se había dado cuenta de que el jugador era incapaz de leer los huecos en college. Pero en NFL, se veía evidente que el jugador no podía entender cuando la línea predefinida no era la mejor. Y esto lo que provocaba era que empezasen a haber dudas sobre su capacidad para jugar en la competición. Los Browns se desesperaban viendo el tape, cada jugada era un desastre mayor, lo cual explicaba el motivo de sus bajas yardas por acarreo. La decisión de Cleveland fue posiblemente uno de los mayores aciertos que tuvo aquella gerencia, traspasarlo antes de que el resto de la liga se diese cuenta del fallo.

Irónicamente este trade sería malo para ambas partes y ninguno lo sabría en ese momento. Los Colts dieron una primera ronda por un jugador mediocre, los Browns usarían la primera ronda para… Elegir a Johnny Manziel, alguien del que ya hablé la semana pasada. Pero el tema es Trent Richardson y sus dos años en Indianápolis no pudieron ser más mediocres. En su primer año no alcanzó ni siquiera a las tres yardas por carrera, números que no son ni de suplente de NFL. Su segunda temporada no mejoró e incluso acabó sin ser convocado a la final de la AFC debido a que se marchó de un entrenamiento por un “problema familiar” que no anunció.

Fuera de la NFL y empieza la travesía

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Los Colts cortaron a Richardson al terminar la temporada y los Raiders le dieron un buen contrato con más de medio millón garantizado. Este dinero era muy importante para un jugador terriblemente endeudado por tener que mantener a más gente que el mismo estado de Indiana. Y es que más allá de su falta de visión, el estrés afectó a Richardson. Padre de dos niñas del instituto y de dos hijos más más durante sus años de la NFL, el jugador tenía un grupo de amigos/conocidos/familiares lejanos a los que daba ingentes cantidades de dinero (para ser concretos 1,6 millones de dólares en 10 meses).. El resultado fue que el jugador acabó endeudado y con graves problemas económicos.

Ni en Raiders ese año ni el siguiente en Baltimore fue capaz de hacer el corte de 53. Allí acabaron las llamadas de la NFL y el jugador desapareció del ojo del deporte durante un año. Ya en 2017 los Saskatchewan Roughriders quisieron firmarle pero el jugador se negó en un primer momento hasta que finalmente llegaron a un acuerdo. Este tira y afloja provocó la falta de cariño por parte de la afición y de la liga en general. Tras un primer año más o menos decente, el jugador no volvió a Canada debido a la creación de la Alliance (AAFL).

La liga norteamericana era la tercera liga profesional donde Richardson jugaría, confiando en poder volver a la NFL. A pesar de que el jugador estaba mejorando y siendo productivo, el mismo problema que en su paso por la NFL estaba presente. Muchas yardas por partido, muchos TDs, poquitas yardas por acarreo (2,9). No obstante, en este caso hay que reconocer que el mediocre nivel de las líneas ofensivas dificultaba cualquier clase de juego de carrera. Dentro de la AAF jugó en los Birmingham Iron pero la liga cerró antes de tiempo, dejando al jugador sin equipo.

Richardson trató de volver a la NFL pero ninguno de los 32 equipos se interesó por la antigua estrella universitaria. Sin opción de volver a la CFL, todo parecía terminar con el sueño de Trent de vivir jugando al fútbol americano. Pero ahora, la XFL de Vince McMahon ha abierto sus puertas y está anunciado para ser parte del draft.

Nadie sabe si la XFL durará más que su versión original en el año 2001, si Trent logrará triunfar en ella o si podrá seguir viviendo del fútbol americano. Lo que sí es seguro es que Trent Richardson tiene en su palmares haber jugado en todas las ligas profesionales que han existido en los últimos siete años y que ha superado incluso a Doug Flutie en número de ligas profesionales jugadas. Salga bien o mal, el esfuerzo de Richardson por seguir es encomiable y es otra historia de las que veremos en la XFL.

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