Con la marcha de Tom Coughlin de Jacksonville se acaba una de las tradiciones más curiosas de la NFL.

Tom Coughlin es un nombre común para todos los aficionados de las últimas dos décadas. Tras un paso glorioso (el mejor de la historia de la franquicia) por Jacksonville, fue el HC de los Giants y el único hombre capaz de tumbar en dos SuperBowls a Bill Belichick. Ahora, ya en la salida de la NFL tras su despido como vicepresidente de los Jacksonville Jaguars, es el momento de recordar a uno de los mejores entrenadores del siglo XXI. Como hacía él en sus equipos por la importancia que le daba a la puntualidad, adelantemos los relojes cinco minutos.

Mentor de Flutie, protegido de Parcells

Posiblemente las dos figuras más importantes en los últimos 40 años de New York Giants. Parcells y Coughlin.

Estudiante de Syracuse, llegó a entrenar al Instituto Tecnológico de Rochester cuando aún no había cumplido los 30 años. Tras volver a su universidad, su primer trabajo para la NFL (pero no en) fue dentro de Boston College. Llegado en 1980, el entrenador de mentalidad ofensiva se convirtió en el mentor de Doug Flutie, logrando que el jugador llegase a conseguir el Heisman durante su paso por la universidad. Aquí ya demostró uno de los puntos principales de su carrera como entrenador. Era capaz de desarrollar talento joven y sobre todo, era alguien obsesionado con la labor de equipo. Gracias a su trabajo con Doug, los Eagles llamaron a su puerta para que fuese su WR coach.

Tras Philadelphia vendría Green Bay y finalmente los New York Giants. Aquí, coincidirían en el tiempo tres de las mejores mentes de la NFL en los últimos 30 años. Con Bill Parcells como HC y Bill Belichick como coordinador defensivo, Coughlin sería “únicamente” el entrenador de WR. Los tres conseguirían el anillo, lo que permitió a Tom volver a Boston College, ahora como HC. Pero su paso por Nueva York le permitió confirmar sus creencias en la disciplina y en el trabajo duro. En eso era similar al veterano entrenador y al que sería su “nemesis” deportiva. Irónicamente, Parcells solo conquistaría esa SB, Coughlin y Belichick, sus protegidos, dominarían la siguiente década con mano de hierro.

La llegada de Coughlin a Boston College volvió a demostrarse como un acierto. El entrenador acabó con una era que ya estaba hundida como la de Jack Bicknell y consiguió devolver a Boston College al Top 25 de forma regular. En sus tres años como entrenador universitario, llegó en dos ocasiones a las bowls y en su última temporada consiguió que el equipo acabase en 13 posición dentro de los rankings de Associated Press. Además, logró el upset del año al vencer a Notre Dame en la antepenúltima semana, cuando el equipo de los Irish era el número 1 del país. Gracias a todo ello, los Jacksonville Jaguars le firmaron como el primer HC de su historia.

El mejor entrenador de la historia de Jaguars.

Coughlin durante su época como entrenador de los Jaguars

Normalmente los equipos de expansión de la NFL sufren mucho antes de poder alcanzar un nivel óptimo para competir. Esto es debido a que en el draft no pueden elegir a grandes jugadores y a pesar de tener buenos picks, suele costar formar un equipo competitivo. El ejemplo más claro son los desastrosos Tampa Bay Buccaneers del 0-26 aunque los actuales Cleveland Browns también ejemplifican muy bien lo que cuesta hacer un buen equipo. Pero Coughlin fue capaz de formar en Jacksonville un equipo no solo capaz de competir, si no que era candidato a todo.

Tras un primer año dubitativo, 1996 sería la obra de ingeniería más bonita que se recuerda en la ciudad del estado de Florida. Tras un mal inicio de año con un récord de 3-6, el bye llegaba y con él parecía que las opciones de Playoff se disipaban. No obstante el equipo consiguió derrotar a 6 de sus últimos 7 oponentes, plantandose con un 9-7 dentro de los Playoffs con el seed 5. Tras una buena victoria en Buffalo, el equipo de Tom tendría que ir a por los Denver Broncos en el Mile High. Contra un equipo seed 1 y favorito por más de 10 puntos en las apuestas, Jacksonville logró remontar el 0-12 inicial y ganar el partido por 30-27. La locura se apoderó de Jacksonville, con la afición abarrotando el estadio para ver el partido por los videomarcadores. Tras ser recibidos como héroes, el equipo presentó batalla a los Patriots de Parcells en la final de conferencia pero no consiguió derrotar a su mentor.

En 1997 y 1998 el equipo volvió a Playoff. Incluso, en 1998 se proclamaron por primera vez en la historia como ganadores de la AFC Central, solo para caer una vez más frente a Bill Parcells, en este caso como entrenador de los New York Jets. Sería aún así 1999 el año que tendría el mejor récord para un equipo de expansión hasta esta década con un salvaje 14-2. Curiosamente, las dos únicas derrotas de la temporada regular serían frente a los Tennessee Titans. Mientras que los Titans tenían que pelear contra los Bills con el Music City Hall Miracle, los chicos de Coughlin miraban desde casa. En el divisional, el equipo retiró a Dan Marino y Jimmy Johnson con una de las mayores palizas que se recuerdan en Playoff, 62-7. Pero en la final de conferencia volvieron a caer ante el único rival capaz de hacerles caer ese año. Los Titans.

Coughlin duraría tres años más en Jacksonville pero finalmente fue despedido tras no conseguir pasar del 7-9 y el 6-10. En aquel momento parecía un buen movimiento pero la realidad es que no volverían a las finales de conferencia hasta que no volviese Tom. Esta complicada decisión fue reconocida como un error por el propietario en aquel momento de los Jags y en 2003 Coughlin se quedó sin equipo. Pero tras el mal paso de Jim Fassel por los New York Giants, era el momento de que el hijo pródigo y alumno de Parcells volviese a Nueva York, el lugar donde había conseguido ganar una Superbowl.

Coughlin es demasiado estricto para Nueva York

La guerra Tiki Barber-Coughlin que aún sigue en nuestros días

La llegada de Tom Coughlin a La Gran Manzana llegó en el draft más tenso de los últimos años. Con el número 1 en manos de San Diego Chargers, todo hacía indicar a un trade debido a que Eli Manning no quería jugar para la franquicia. Tras ser drafteado, fue rápidamente traspasado a Nueva York por Philip Rivers (también drafteado esa misma noche), lo cual provocó la ira de Kenny Collins. El veterano QB pidió marcharse y eso provocó que los Giants se lanzasen al mercado y desesperadamente firmasen a Kurt Warner, el cual había sido cortado en los Rams por la ilusión que despertaba Marc Bulger). La decisión, adecuada, se transformó en críticas a Coughlin debido a su decisión de sentarle cuando el equipo iba 5-4 (había llegado a ir 5-2). El introducir a Manning provocó una sola victoria en lo que quedaba de temporada y las críticas de toda la prensa.

De forma similar las críticas surgían en un vestuario veterano debido a las maneras de Coughlin. Duro como un militar, el entrenador multaba a sus jugadores por llegar dos minutos antes a las reuniones, debían llegar cinco. Por ello, todos los relojes de las facilidades del equipo estaban cinco minutos adelantados. Su forma de entender el trabajo y la dureza con la que trabajaba también provocaron buenos resultados. Por ejemplo, Eli Manning en su segundo año ya era un QB funcional y el RB Tiki Barber dejó de tener problemas de fumbles. Pero una derrota contra los Panthers abrió las puertas para que Barber atacase a su entrenador, afirmando que era demasiado conservador y que todo el mundo sabía lo que iban a hacer.

Aquel comentario y todo lo que ocurrió en 2006 casi provocaron la marcha del entrenador. Con el héroe Barber (el mismo que había insultado a Michael Strahan 3 años antes) en contra, la afición se puso también frente a Coughlin. El equipo alcanzó los Playoff de milagro, tras empezar 6-2, colapsar y caer en la post temporada contra los rivales de Philadelphia. Los cánticos de Fire Coughlin eran tradicionales, Tiki Barber afirmaba que se retiraba por su culpa y solo una victoria contra Redskins en el último partido de la temporada había salvado su cargo. Todo pintaba mal cuando en 2007 el equipo arrancó el año con dos derrotas y estaba todo previsto para destituir a Coughlin nada más terminar el año.

El héroe de las remontadas y las SuperBowls

Los tres héroes del milagro en la SB

Pero Coughlin logró tomar las riendas del equipo y clasificarse para Playoff con una victoria frente a Buffalo en la semana 16. En la semana 17 y sin que ningún equipo se jugase nada, los Giants caerían frente a los Patriots, el primer plantel desde los Dolphins que conseguían acabar la temporada regular invictos. Los Giants marcharon a Tampa para ganar una wildcard que no representaba nada en comparación con el viaje a Dallas. Seed 1 de la NFC, dominadores de los duelos de temporada regular, los Cowboys parecían el final del camino. Pero en un partido durísimo, los Giants se impusieron gracias a estar mejor entrenados y en la confianza que dio Eli “El mal líder” Manning a sus compañeros. Situación similar en Lambeau Field, donde Eli, Coughlin y Tynes (el kicker) ganaron, fastidiando el retiro soñado de Favre y provocando uno de los mayores upsets de la historia de los Playoffs.

Pero el mayor upset llegaría en la SuperBowl. En un partido que parecía predestinado a ser Cowboys-Patriots, unos furiosos Giants se habían colado para sorpresa del mundo. Y frente al mejor dúo de la historia (con el permiso de Montana-Rice), Brady y Moss no pudieron con la defensa de Spagnuolo. Igualmente, Eli Manning se transformaría en un icono al escapar del sack y lanzar una bomba que David Tyree (un don nadie hasta ese día) capturó con su casco. Todo eso permitió un buen pase de Manning a Plaxico Burress para poner el 17-14 en el marcador. Luego la defensa frustaría a los Patriots en lo que es la derrota más sorprendente en la historia de la SuperBowl. Con ello, se acabaría la era de Michael Strahan en los Giants y Coughlin agitaba su puño (metafóricamente) hacía aquellos que no creían en el.

2008 podía haber sido igual de increíble pero Plaxico Burress se disparó en un extraño incidente que provocó zozobra en los instantes finales de la temporada. A pesar de lograr el seed 1 de la conferencia, el equipo cayó frente a los Eagles. Tras ello 2009 pasó sin pena ni gloria y el Miracle at The Meadowsland 2 acabó con las esperanzas de entrar en Playoff en 2010. Con eso en mente, Coughlin volvía a estar en duda, algo que ya parece habitual. 2011 devolvería a los Giants a Playoff pero no sin bastantes dudas. El equipo solo había logrado acabar 9-7 el año, había sufrido bastante y había tenido que ganar una, en términos generales, mala división para clasificarse. Todo hacía indicar que el paso por Playoffs volvería a ser tan corto como en 2008.

Pero los Giants pasaron sin ninguna clase de apuro frente a los Falcons, dominando el partido sin mayor apuro. En Green Bay las cosas estuvieron igualadas hasta que Manning se sacó una especie de mini Hail Mary en el final de la primera parte que permitió al equipo sorprender a los Packers. Con esa ventaja en el marcador, lograron mantenerla en la segunda mitad y marcharse a San Francisco. Allí debieron perder pero los fumbles de un novato en los punt return permitieron al equipo escapar con un viaje a la SuperBowl en la prórroga. Y en la SB volverían a verse las caras con los Patriots. Curiosamente, del equipo de 2007 quedaban solo los restos comandados por Eli Manning y similar ocurría en New England. Otra final igualada, otra final tensa (aunque mucho menos clara de antemano) y otra victoria de Coughlin sobre Belichick.

El final en Nueva York y el epílogo en Jacksonville

Tom Coughlin sonríe como entrenador de sus queridos Giants

Y como se dice muchas veces, Coughlin no fue el que cambió, fueron los tiempos. Sus modos autoritarios, mejorados en los Giants, no pudieron adaptarse a una estrella como Odell Beckham. Tras varios años malos, Tom decidió confiar en Beckham y 2015 pudo haber sido un gran año. Pero el equipo no consiguió cerrar los partidos y un partido ante los Panthers dinamitó todo. Beckham se centró en su guerra personal, provocando varias faltas personales que desembocaron en la derrota y en la no clasificación para el Playoff. Una vez más, la decisión de despedirle se demostró absurda para los Giants. Echaron a Coughlin, el año siguiente entraron en Playoff y desde entonces están en un intento de reconstrucción desastroso, con selecciones dudosas en el draft, Gettleman y trades polémicos.

Su llegada a Jacksonville como vicepresidente de operaciones fue tomada con escepticismo pero funcionó. Con un equipo que estaba siendo mediocre (15 victorias en los cinco años anteriores) y la llegada como entrenador de Doug Marrone, los de Jacksonville crecieron. En solo un año y basándolo todo en una defensa que funcionaba, los Jags alcanzaron por tercera vez en su historia una final de conferencia. En la misma, pusieron contra las cuerdas a los Patriots de Belichick pero no consiguieron cerrar el partido y Brady no perdonó. El equipo se hundiría una vez más en las tinieblas y la dura política de multas de Coughlin acabó echandole de la liga. No sin que antes el sindicato de jugadores recomendase no ir a Jacksonville mientras Tom siguiese en la franquicia.

Y a pesar de ello, Coughlin ha dejado tras de sí un camino glorioso y de cariño. Muy valorado por todos sus jugadores, es considerado como una figura paterna aunque a veces demasiado estricta. Dos veces campeón de la SB y miembro del Ring of Honor de los Giants, es muy probable que en los próximos años entre dentro del Hall of Fame. Su único enfado real es con Tiki Barber, el cual acabó siendo repudiado por sus compañeros tras sus comentarios sobre Coughlin y Manning. Ahora, Tom Coughlin es visto como alguien desfasado. Pero dentro de 10 años veremos en él a uno de los primeros en parar a Bill Belichick y sobre todo, en el hombre que le dio una carrera a Eli Manning y una alegría (posiblemente la última en mucho tiempo) a la ciudad de Nueva York. Por ello, y solo por un día, adelantemos nuestros relojes cinco minutos en honor del bueno de Tom.

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