Después de una semana seis en la que apenas tuvimos la emoción y el drama característicos de esta nuestra competición favorita, afortunadamente este domingo todo volvió a la normalidad y ese cuarto de hora final del primer turno de partidos fue una auténtica locura. Con cuatro de lo siete partidos en menos de una anotación de diferencia en el marcador, no nos quedó más remedio que echar mano al magnífico “Redzone” para poder viajar de un estadio a otro sin hacer más esfuerzo que el estar sentados enfrente de nuestro televisor. 

Titans con la oportunidad de remontar un encuentro que al descanso parecía sentenciado, Panthers tratando de dar la campanada de el Superdome, Burrow y Mayfield enfrentándose por primera vez en un tiroteo sin cuartel y Lions poniendo al descubierto una vez más las vergüenzas de Falcons en los finales de partido. Instantes de máxima tensión para ocho conjuntos que nos regalaron un rato maravilloso no apto para cardiacos.

En el extremo opuesto, nos encontramos dos enfrentamientos que además de acabar en paliza, dejan a dos de las franquicias más seguidas y mediáticas muy tocadas. Hablamos de Dallas Cowboys y de New England Patriots, quienes fueron vapuleados sin piedad de inicio a fin en sus respectivos encuentros contra Washington Football Team y San Francisco 49ers. Más allá del resultado, la imagen ofrecida por ambos fue tan lamentable que no hay que descartar movimientos importantes durante los próximos días tanto a nivel de plantilla como de staff. 

LA VERGÜENZA DE JERRY JONES

Ya podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que la temporada 2020 del llamado “Equipo de América” es un rotundo fracaso. Cierto que tal y como está la división no podemos dar nada por descartado, pero de los cuatro conjuntos de la pobre NFC Este el tejano es el que peores sensaciones me transmite. Lesionado Dak Prescott, no hay ningún clavo ardiendo al que puedan agarrarse. A día de hoy son un desastre total en todas y cada una de las facetas del juego.

El ataque se ha desvanecido tras la caída de su QB titular y ni Andy Dalton ni Ben DiNucci, quien tuvo que entrar después del terrible golpe que recibió el primero, tienen la capacidad suficiente para dirigir un grupo lleno de dudas. La línea ofensiva se cae a pedazos, los receptores tienen demasiados altibajos a lo largo de cada encuentro y Zeke…ay Zeke, quien te ha visto y quien te ve. A día de hoy, el hasta hace poco running back estrella, es un ex-jugador y su aportación en el equipo un cero a la izquierda. Se ha convertido en una máquina de cometer turnovers, limitadísimo a la hora de correr, con una nula intervención en el juego de pase, sin implicación a la hora de proteger a su quarterback y lo que es peor de todo, con una actitud deplorable. 

Si el ataque está hecho unos zorros que vamos a contar de la defensa. Un grupo que va camino de encajar la mayor cantidad de puntos en toda una temporada de la historia. Todas las unidades se caen a pedazos, empezando por una línea en la que el pass rush brilla por su ausencia, pasando por unos linebackers como Jaylon Smith y Leighton Vander-Esch que están muy lejos de ser esa pareja que en algún momento asombró a toda la liga y terminando con una secundaria que no da el nivel mínimo que se requiere para jugar en la NFL.

Estas semanas de atrás nos preguntábamos cuándo la franquicia despediría a Mike Nolan de su cargo como coordinador defensivo. Ahora la pregunta trasciende a la posición de head coach. Todas las miradas han virado hacia la figura de un Mike McCarthy, quien parece haber perdido tanto el vestuario como la confianza de la afición antes de tan siquiera contar con ambos. Lo grave es que tan siquiera parece disponer del apoyo de un Jerry Jones que para mi gusto es el máximo responsable de la actual situación de la franquicia.

Nadie puede poner en duda el buen ojo que tiene tanto el dueño y gerente de la franquicia tejana como su equipo a la hora de encontrar talento joven en el draft. El problema viene a la hora de dejar trabajar al staff técnico, de otorgarle la libertad suficiente para dirigir la plantilla a su antojo y de establecer su propio sistema de trabajo. Todo ello parecía ser posible ante la llegada de un entrenador veterano y reputado como McCarthy, pero esta sensación no fue más que un espejismo de offseason. Los reportes de la semana pasada que indicaban que varios jugadores se habían quejado de la habilidad para entrenar del actual staff técnico no son más que una información interesada por la gerencia y una prueba más de lo complicado que es hacerse valer en Dallas. Futuro muy para la marca deportiva más poderosa del planeta.

LA CAÍDA DEL IMPERIO

Hacía la friolera de 19 años que los Patriots no encajaban tres derrotas de manera consecutiva y que no presentaban un récord con un porcentaje de victorias tan bajo como el actual 2-4. Situación totalmente desconocida para la que ha sido la franquicia más dominante del siglo XX no solo en la NFL sino en todo el panorama del deporte estadounidense. Ahora es cuando debe aparecer más que nunca la figura del posiblemente mejor head coach que ha dado este deporte, el señor Bill Belichick.

Después de un inicio de campaña realmente prometedor, New England no ha parado de recibir un golpe tras otro en lo que llevamos de mes, habiéndoles dejado el encajado frente a 49ers prácticamente KO, tumbados en la lona y con la cuenta regresiva a mitad de camino. Lo peor no es la derrota, lo peor es la sensación de impotencia total, de incapacidad para mirar de tú a tú al rival, hechos que desembocan en una indiferencia absoluta de los jugadores, que es lo realmente peligroso.

Personalmente, lo que más me llamó la atención este domingo fue la nula reacción desde la banda. Los “distintos” Patriots de Belichick podían perder, pero nunca sin competir. Siempre luchaban hasta el final y aunque fueran por detrás en el marcador y el rival se sintiera superior, lograban permanecer lo suficientemente cerca como para mantener el partido vivo. Esto no sucedió ayer en Foxboro. Los jugadores no dieron la talla, pero es que desde la banda no hubo ningún tipo de respuesta frente a lo que planteaba su adversario. Me parece extraño estar escribiendo esto de un staff técnico como el de los Patriots, el cual parece haberse quedado sin ideas de la noche a la mañana.

En las dos derrotas anteriores al menos la defensa se había mostrado brillante, próxima a la versión demoledora del año pasado, pero esta vez Kyle Shanahan la destrozó, haciéndola parecer mundana y frágil. Quedaron de manifiesto los dos grandes problemas que tiene en este 2020 y que les hace ser mucho más vulnerables que su predecesora: la presión ineficaz sobre el pocket, ya que, aunque sí son capaces de colapsarlo de manera regular, no consiguen sacks, pero sobretodo el tremendo agujero que tienen en la posición de linebacker. Ja’Whaun Bentley dista mucho de los Hightower, Van Noy y compañía que tan bien lideraron la unidad hasta hace unos meses. El actual MLB titular ni tiene la inteligencia de los mencionados ni por supuesto la capacidad física para cubrir el mismo rango de acción que ellos. Los rivales saben que es el talón de aquiles de la defensa y se ensañan con él, buscándole una y otra vez tanto en jugadas de pase a la zona underneath como en carreras exteriores.

No obstante, los problemas de verdad están en un ataque que después de sorprender durante el inicio de campaña, ha caído en el mismo abismo en el que se vio inmerso hace un año. Sin juego de carrera, con el peor cuerpo de receptores de la competición, todo recae en la figura de un Cam Newton que parece otro tras haber padecido el dichoso virus. Ahora mismo el quarterback es un jugador totalmente distinto al que vimos antes de contagiarse. Mucho más pesado a la hora de navegar dentro del pocket, con un brazo encogido y con muchas dudas a la hora de leer tanto la defensa como las progresiones de sus distintos objetivos. Desafortunadamente para su equipo hemos pasado de ver una versión próxima a la que le llevó a ganar el MVP en 2015 a una más parecida a la que terminó por defenestrarle de los Carolina Panthers. Increíble pero cierto.

Aún queda mucha tela por cortar puesto que tan siquiera hemos llegado al ecuador de Regular Season, pero en esta ocasión New England encarará la segunda parte de esta con la presión añadida de verse lejos del liderato de su división y con la posibilidad real de quedarse sin playoffs. Por delante, sin duda uno de los mayores retos que habrá tenido Belichick en su extensa carrera como entrenador. Misión no imposible pero sí muy complicada, aunque si hay alguien que pueda revertir esta difícil situación sin duda es este genio del football. 

Y ADEMÁS…

STEELERS GANA EL DUELO DE INVICTOS

El Pittsburgh Steelers vs Tennessee Titans se presentaba como uno de los grandes encuentros de los que llevamos de año y la verdad que no defraudó a nadie, eso a pesar de que todos creíamos que estaba visto para sentencia al descanso. Y es que los acereros pasaron el rodillo durante dos primeros cuartos de excelencia defensiva y máxima efectividad ofensiva, tal y como un servidor había planteado durante las previas de la semana. El golpe sobre la mesa fue tal que todo lo que se leía en redes sociales durante esos minutos eran frases del tipo: “son el mejor equipo”, “son el uno de la Americana”, “van a llegar a la Super Bowl”…

No obstante, a todos, incluidos los propios Steelers, se nos olvidó que enfrente estaba un conjunto que en 2019 había llegado a Final de Conferencia, un conjunto que también llegaba al envite con un récord inmaculado y un conjunto que no da nunca un partido por perdido. Promovidos por un rival cuya defensa bajó un par de marchas y un ataque que comenzó a dispararse en los pies, los Titans se vieron con el ovoide en sus manos a falta de poco más de dos minutos con la opción de certificar la remontada o al menos llevar el encuentro a tiempo extra. Sin embargo y muy a su pesar se dieron de bruces contra el muro de acero y esta vez Gostkowski no atinó a meter el field goal del empate. De todas formas, digo de admiración el esfuerzo que llevaron a cabo los pupilos de Mike Vabrel.

De esta forma y gracias también a la derrota de Seahawks que comentaremos más adelante, Pittsburgh se queda como único conjunto que cuenta todos sus enfrentamientos por victorias, lo cual reivindica su posición de favorito total. Para mí, ya lo dije la semana pasada y lo reitero ahora, son el mejor equipo de lo que llevamos de año o al menos el más completo y compensado gracias a una defensiva infranqueable y a una ofensiva no espectacular pero sí efiecaz. Además, creo que lo mejor aún está por llegar.

EL SHOW DE LOS NÚMEROS UNO

El Browns-Bengals comenzó con sendas intercepciones para Mayfield y Burrow, lo que dio a entender que podía ser una tarde muy larga para los dos ex-números uno de sus respectivos drafts. Nada más lejos de la realidad, puesto que después de esos dos fallos vinieron 703 yardas combinadas de pase y ocho touchdowns, lo que convirtió al derby de Ohio en un auténtico festival aéreo.

Burrow comprobó un día más que todo lo bueno que le pueda pasar a su equipo tiene que partir de él, que se olvide de contar con alguna ayuda tanto del juego de carrera como de la defensa. El quarterback va disparado a batir el récord de más yardas aéreas para un novato, aunque estas no sirvan para ganar partidos. Otra semana más en la que lanza más de 40 lanzamientos (promedia 42 por encuentro) y en el que vive un asedió continuo de la línea defensiva rival. De hecho, sufrió tres fumbles aunque solo uno de ellos fue recuperado por el rival. Soy fiel defensor de que las jóvenes promesas que llegan a la liga deben foguearse en la mayoría de los casos dentro de los emparrillados, pero me parece excesiva la responsabilidad que le ha atribuido Zac Taylor a su jugador. Deben pensar en el futuro de la franquicia y no solo en el presente. ¡¡¡Por favor, cuidar a Burrow!!!

Veintiún pases consecutivos encadenó Mayfield. ¡¡¡¡VEINTIUNO!!!! Ver para creer. De hecho, sumó 22 completos de sus últimos 23 lanzamientos. Una absoluta barbaridad. Al fin tuvimos una muestra positiva de un encuentro en el que todo el peso ofensivo recae sobre el quarterback. Cierto que el rival no es el de mayor enjundia, pero no se le puede poner ni un solo adjetivo negativo a su actuación. Fue simplemente brillante. Lo más importante, más incluso que el propio triunfo y los números comentados, es la confianza que Mayfield va a ganar después de un partido como este, la cual necesitaba como agua de mayo y que puede significar el empuje final para afianzarse al menos como un QB titular fiable y válido. ¡¡¡Bravo por Mayfield!!!

PACKERS SE REIVINDICA

Después de siete días llenos de debate en torno a los viejos fantasmas que se ciernen sobre Green Bay, esta semana dio un golpe sobre la mesa pasando por encima de un rival como los Houston Texans que si bien es cierto que pasa por horas bajas, ya demostró hace una semana que es muy peligroso y que puede ganar a cualquiera si tiene el día.

Cuando todo va bien sobre el campo Rodgers es imparable. Esta vez sí apareció su mejor versión y completó un encuentro quirúrgico, sin apenas fallos y conectando una y otra vez con sus compañeros, sobretodo con un Davante Adams que parece totalmente recuperado de la lesión que le dejó fuera de combate durante varias semanas. Buena noticia también la actuación de un Jamaal Williams que demostró que no hay de que preocuparse cuando falta Aaron Jones, como sucedió este domingo. Corrió muy bien con el balón y también apareció para recibir saliendo desde el backfield, todo lo que le pide LaFleur a sus corredores. 

Mejor aún si cabe fue lo ofrecido por una defensa que también pide reconocimiento. Terminó encajando 20 puntos, pero varios de ellos fueron cuando todo el pescado estaba vendido y solo quedaban por delante los minutos de la basura tan importantes para el fantasy football. Cierto que el pass rush no terminó de aparecer, a pesar de los tres sacks conseguidos, pero la defensa contra la carrera mejoró y sobretodo la secundaria volvió a brillar una tarde más, demostrando ser una de las unidades más en forma de la actualidad.

EL VIEJOVEN BRADY

Se que hay mucha gente que está deseando enterrar al señor “GOAT” desde hace no pocos años. Pues parece que van a tener que seguir sentados durante bastante tiempo más, puesto que el ahora jugador de los Buccaneers sigue ofreciendo indicios de ser un chaval a pesar de las cuarenta y tres castañas que lleva a su espalda. Incluso, se ha propuesto hacer quedar mal a todos los que no se cansaron de anunciar a bombo y platillo durante el receso que no tenía brazo para jugar en el sistema de Bruce Arians. Menos mal, porque de lo contrario no se que sería de los rivales. De hecho, con los cuatro touchdowns de esta semana se pone en cabeza en la batalla que están llevando a cabo él y Brees por ser el QB que consiga el mayor número de anotaciones de la historia.

Cada semana parece más a gusto dentro de esta ofensiva, la cual está moviendo perfectamente, involucrando a todos sus compañeros y repartiendo targets entre todos ellos. Incluso Gronkowski empieza a ser factor, va recuperando algo de agilidad y explosividad, lo que sumado a su siempre efectividad para atrapar pases divididos lo convierten de nuevo en un arma peligrosísima. ¡¡¡Y aún falta por entrar Antonio Brown!!!

Si antes decía que los Steelers son para mí el número uno hasta ahora, los Bucs son el dos. Y lo son por una razón muy similar a la que he comentado de Pittsburgh. Después de ellos, me parecen el equipo más compensado y equilibrado, en el que hasta el momento ha destacado una defensa dominante y un ataque que va de menos a más pero que ya ha dejado los errores atrás y que cada semana es más consistente. Cuidado porque Tampa Bay empieza a coger forma.

SEAHAWKS NIGHT FOOTBALL

Le tomo prestada la expresión a nuestro amigo y compañero Mike Meléndez, quien me comentó anoche que así se debían llamar los partidos de Seattle jugados en primetime después de que yo dijera una vez más que deberían jugar siempre en horario de máxima audiencia. De verdad, si de nomal los encuentros de Seahawks son siempre divertidos, los jugados en la última franja horaria alcanzan niveles de locura y drama máximos, incluso en ocasiones con pinceladas de sinsentido que los terminan convirtiendo en una delicia para el espectador.

Aunque anoche tocó cruz. Como vengo avisando el actual juego de los Seahawks es insostenible, en gran medida porque cuentan con una defensa que es un horror. Esta vez comenzó un poco mejor, pero a medida que fueron pasando los minutos el rendimiento fue decayendo hasta desaparecer completamente del campo. Este domingo no fueron suficiente los milagros de Wilson, aunque para ser justos es de recibo comentar que el quarterback se llevó tres intercepciones, una de ellas en overtime, a cada cual más lamentable.

Enfrente unos Cardinals que, aunque no son brillantes sí da la sensación que poco a poco van haciéndose mayores. Aún hay muchas cosas por mejorar a ambos lados del balón pero en ataque fueron capaces de apretar el acelerador cuando el marcador y la situación del partido más lo requería y en defensa fueron extremadamente contundentes en los últimos compases del tiempo regular y en la prórroga. Cada semana me parece mejor el trabajo de un Vance Joseph al que no le tenía ninguna fe. A destacar lo que está haciendo con una secundaria que solo se dejó superar en jugadas decididas por el talentazo de la pareja Wilson-Lockett. Lo de Buda Baker empieza a ser un escándalo y creo que a día de hoy debe estar sin duda en la conversación de mejor safety de la liga.

La semana que viene más y mejor.

Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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