Aaron Rodgers

Decepcionante fue el cierre de temporada en Green Bay. Teniendo todo a favor, los Packers no pudieron sellar su paso a los playoffs y perdieron en casa ante los Lions (16-20), dejando a los Seahawks con el último cupo disponible en la NFC. El desenlace del juego fue frustrante, al notar como el equipo de Detroit se hacía controlador de la situación y como los jugadores de Green Bay terminaron actuando de manera reactiva y hasta de forma indisciplinada, tal fue el caso de Quay Walker.

Eso sí, apenas terminó el partido, todas las miradas se volcaron sobre el # 12. La última jugada de Aaron Rodgers fue una intercepción lanzada en 3° down, cuando los Packers se jugaban la chance de ganar el partido. Con presión encima, terminó forzando un envío largo pero flotado, facilitando la intercepción. Fue el cierre para un partido especialmente impreciso de parte del mariscal, donde le falló el toque en algunas situaciones. Lo peor del caso, es que no fue primera vez en la temporada que tuvo un desempeño así.

Este curso fue quizás el de más bajo nivel, por parte de Rodgers, desde que juega como titular en los Packers (2008 al presente). Considerando sus cualidades y lo que ha sido su trayectoria, se puede percibir un declive. Incluso, el propio equipo lo viene asumiendo, considerando la proporción de jugadas destinadas a sus corredores (Aaron Jones y A.J. Dillon) que viene siendo mucho más notoria desde la campaña pasada.

De hace un tiempo, que la ofensiva de los Packers no pasa exclusivamente por Rodgers. En algunos triunfos de esta temporada, el QB era una pieza importante, pero no necesariamente principal. A esta altura, ya se habla que ya “no es el mismo de antes” o que “perdió la chispa”. Al margen de su calidad técnica y del momento que vive Green Bay, hay un hecho que es irrefutable: numéricamente hablando, 2022 fue la temporada de más bajo nivel de Rodgers en su carrera.

Su producción de yardas es un indicador interesante: terminó el año con 3.695 yardas de pase. Exceptuando 2013 y 2017 (donde no jugó las temporadas completas), nos encontramos con que solo es la tercera vez que no termina una campaña con más de cuatro mil. Y aquí, se desprende algo aún más interesante: esta fue la primera temporada en que Rodgers no tuvo partidos con más de 300 yardas. Este dato se vuelve aterrador, al ver que hubo cinco partidos de este año en que ni siquiera alcanzó las doscientas.

Otro indicador: su balance de touchdowns e intercepciones. Terminó el año con 26 pases de anotación y 12 interceptados. No se lee tan mal, pero en caso de Rodgers esto no es halagador. Las 12 INT’s son su tercera mayor cantidad a través de una campaña y los 26 tiros de TD son su segunda menor cantidad, en una temporada jugada de forma íntegra. Para redondear, su rating fue de 91.1. El más bajo en todos sus años como titular en Green Bay.

Apenas terminado el partido, el domingo pasado, fue el propio Rodgers quien manifestó que necesita tomarse un tiempo, antes de tomar una decisión. El jugador de 39 años está bajo contrato y podría volver la próxima temporada, pero él mismo dejó abierta la posibilidad del retiro. Viendo su desempeño en todo este curso y escuchando sus declaraciones, a esta altura no se podría descartar nada. Por lo mismo, no es exagerado pensar que podríamos estar presenciando el final de un ciclo en Lambeau Field.

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